por: Yesimar Gerdler
28/09/2018 | 9:01 pm
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El ajo es uno de los condimentos más populares en la cocina debido a su fuerte olor y delicioso sabor. Sin embargo, sus propiedades medicinales han sido usadas por todas las grandes civilizaciones de la historia, entre las que se incluyen los egipcios, los babilonios, los griegos, los romanos y los chinos.
El ajo es una planta perteneciente a la familia Allium y está estrechamente relacionada con la cebolla, el ajo porro y el cebollín. Su origen se remonta al Asia occidental aunque actualmente es cultivados en muchas partes del mundo.
El ajo contiene pocas calorías, pero es muy rico en vitamina C, vitamina B6 y manganeso. Además, también contiene pequeñas cantidades de otros nutrientes.
Su uso medicinal es tan antiguo que en la Antigua Grecia, Hipócrates, padre de la medicina moderna, lo utilizaba para tratar distintas enfermedades. Su consumo habitual puede ayudar a hacer mejor la digestión, a absorber mejor los nutrientes de los alimentos, y también optimiza las funciones del páncreas y del hígado.
Contiene alicina
La mayoría de los efectos que aporta a la salud se deben a uno de los compuestos de azufre que se forma cuando se pica, machaca o se mastica un diente de ajo. Este compuesto es conocido como alicina y es el responsable del distintivo olor del ajo.
La alicina entra en el cuerpo a través del aparato digestivo y viaja por todo el cuerpo, donde emplea sus potentes efectos biológicos.
Ayudar a prevenir el Alzheimer y la demencia
El ajo contiene antioxidantes que protegen contra el daño celular y el envejecimiento. Ingerir dosis elevadas de ajo aumenta las enzimas antioxidantes del ser humano.
Los efectos combinados de reducción de colesterol y presión sanguínea, así como las propiedades antioxidantes, pueden ayudar a prevenir enfermedades cerebrales comunes como el Alzheimer y la demencia.
Mejora los niveles de colesterol
El ajo puede reducir el colesterol total y el LDL («malo»), sobre todo en aquellas personas con colesterol alto.
Por el contrario, este alimento no disminuye los niveles de triglicéridos y colesterol HDL («bueno»), otro factor de riesgo conocido para las enfermedades cardíacas.
Reduce la presión sanguínea
Las enfermedades cardiovasculares, como los infartos o los derrames cerebrales, son las que más muertes causan en el mundo. La presión sanguínea elevada, o hipertensión, es una de las causas más importantes de estas enfermedades.
Diversos estudios han demostrado que las dosis elevadas de ajo ayudan a reducir la presión sanguínea en personas con hipertensión.
Ayuda a desintoxicar el cuerpo de metales pesados
Un estudio ha demostrado que el ajo reduce el daño en los órganos derivados de la toxicidad de los metales pesados como el plomo.
Ademas alivia los síntomas como dolores de cabeza y presión sanguínea.
Ayuda a mejorar la salud ósea
El ajo posee efectos beneficiosos en la salud ósea al incrementar los niveles de estrógeno en las mujeres. Además, se ha demostrado que alimentos como el ajo y las cebollas poseen efectos beneficiosos en la osteoartritis.
Beneficia el rendimiento atlético
Tradicionalmente, el ajo se usaba en las civilizaciones antiguas para reducir la fatiga y mejorar la capacidad laboral de los trabajadores.
Un estudio demostró que personas con enfermedades cardíacas que ingirieron aceite de ajo durante 6 semanas presentaron una reducción del 12 % en el máximo de la frecuencia cardíaca y una mejora de su capacidad deportiva.
Puede prolongar tu vida
Se ha demostrado que el ajo tiene efectos beneficiosos en las causas comunes de enfermedades crónicas. Este es un factor que ayuda a prolongar la salud de las personas que lo consumen.
El hecho de que pueda combatir enfermedades infecciosas también es un factor a tener en cuenta, ya que estas son causas de muerte comunes, sobre todo en personas mayores o con problemas en el sistema inmunitario.
El ajo complementa la mayoría de platos sabrosos, en especial las sopas y salsas, y su fuerte sabor también puede añadir gusto a comidas más sosas.