por: Jonás Rodríguez
07/08/2020 | 9:00 pm
eBird
Un grupo de investigadores de Argentina y Ecuador presentó el hallazgo de una lechuza fósil de aproximadamente un metro y medio de extensión, con sus alas abiertas, y con unos 40 mil años de antigüedad, la cual se alimentaba de diversos mamíferos y aves.
Este descubrimiento se realizó en una pequeña cueva situada en la provincia de Chimborazo, en el centro geográfico de Ecuador.
Los científicos también encontraron en la cavidad huesos fosilizados de animales de los que esta lechuza se había alimentado.
Esta nueva especie, de aproximadamente 70 centímetros, fue bautizada como Asio ecuadoriensis y según el investigador, Gastón Lo Coco, poseía patas muy largas que le permitía capturar con mayor facilidad presas complicadas de someter.
«Una de sus particularidades es que, al parecer, tenía predilección por consumir otras lechuzas de menor tamaño (…) Es una rareza biológica», afirmó el co-autor del estudio, Federico Agnolin.
Además, el investigador afirmó que debido a su fijación por otras lechuzas, se podría catalogar como un animal caníbal.
«Al encontrar los restos de los animales que habían sido las últimas comidas del Asio ecuadoriensis, pudimos saber que, entre mamíferos y aves, consumía especialmente otros tipos de lechuzas, lo que nos muestra que esta lechuza gigante era prácticamente lo que podría llamarse una lechuza caníbal», indicó.
En relación a esto, los expertos detallaron que en la cueva se hallaron restos de cuatro especies de lechuzas; tres pertenecían a especies existentes en la actualidad (Glaucidium sp., Tyto furcata y Athene cunicularia) y la cuarta era la Asio ecuadoriensis.
«Esta lechuza la llamamos Asio ecuadoriensis, justamente, porque fue hallada en Ecuador y es un pariente cercano de lo que hoy se conoce como lechuzones orejudos, los cuales tienen como penachos de plumas que recuerdan a orejas o pequeños cuernitos» agregó Agnolin.
En cuanto a la razón por la cual esta especie se extinguió, los especialistas presumen que está relacionada al cambio climático, sin embargo, es una teoría que necesita estudiarse.
«Pensamos que el cambio climático que ocurrió hace unos 10 mil años, cuando concluyó la Era de Hielo, y fue responsable en parte de la extinción de los grandes mamíferos, también fue responsable de la extinción de estas grandes aves predadoras de las cuales quedan en la actualidad muy pocas especies, como las grandes águilas de las selvas y los cóndores andinos», concluyó el doctor Agnolin.
Las exploraciones de campo en las que se encontraron estos restos fósiles fueron ejecutadas por el Departamento de Biología de la Escuela Politécnica Nacional de Quito, entre los años 2009 y 2018, en una de las zonas fosilíferas más importantes de Ecuador, conocida como Quebrada Chalán.