por: Yesimar Gerdler
24/04/2019 | 11:00 am
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La Catedral de Notre Dame, ubicada en París, capital de Francia, es el monumento arquitectónico más visitado de la ciudad y de Europa.
Anualmente, más de 20 millones de turistas se acercan a este punto histórico, testigo de la historia de Francia y sede de muchos hechos importantes en la cultura del país galo.
Fue construida en el siglo XII por orden del rey Luis VII y desde ese momento su estilo gótico ha servido como fuente de inspiración para la literatura, obras de teatro, cine, entre otros.
Durante la década de 1790, tras la Revolución francesa, Notre Dame fue desacralizada y sufrió el robo o dispersión de muchos de sus bienes así como la profanación de parte de su imaginería religiosa, que quedó dañada o destruida.
En 1802 se devolvió su uso a la Iglesia católica gracias a Napoleón Bonaparte, quien se coronaría emperador en Notre Dame dos años después.
El arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, defensor del naciente estilo neogótico, encabezó un proyecto de restauración que comenzó en 1845 y se prolongó durante un cuarto de siglo reparando ornamentos dañados e incorporando elementos enteramente nuevos, como una nueva aguja de 96 metros de altura y las célebres gárgolas.
Entre las obras de arte, reliquias y otras antigüedades almacenadas en la catedral, se cuentan la corona de espinas que Jesús supuestamente usó antes de su crucifixión y un pedazo de la cruz en la que fue crucificado, el órgano de Aristide Cavaillé-Coll del siglo xiii, vidrieras, la estatua de la Virgen de París y las estatuas de bronce de los doce apóstoles.
En el interior de la Catedral también reposa, desde el año 2018, una pintura acrílica de la imagen de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela, elaborada por el artista Ismael Mundaray y expuesta en la capilla dedicada a América Latina, junto a Nuestra Señora de Guadalupe, de México; y el Señor de los Milagros, de Perú.