por: María Fernanda Pérez
08/11/2024 | 6:30 pm
Osama Elsayed en Unplash
Un equipo de arqueólogos realizó un hallazgo que está reescribiendo los libros de historia: en la antigua ciudad egipcia de Buto, han descubierto lo que podría ser el mayor observatorio astronómico del Antiguo Egipto. Esta impresionante estructura, con más de 2 mil 500 años de antigüedad, ofrece una ventana al pasado y revela la sofisticada comprensión del cosmos que tenían los egipcios.
Ubicado en lo que hoy conocemos como Tell el-Farain, el observatorio se erige como un testimonio de la profunda conexión que los egipcios establecían entre el cielo y la tierra. Con una extensión de más de 850 metros cuadrados, este monumental edificio, construido con ladrillos de adobe y piedra caliza, era mucho más que una simple estructura. Era un centro de estudio y adoración, donde los sacerdotes y astrónomos egipcios observaban los movimientos de los astros y buscaban respuestas a los grandes misterios de la vida.
Lo cierto es que, los antiguos egipcios no veían la astronomía como una ciencia aislada, sino como una parte integral de su religión. Los movimientos de los cuerpos celestes estaban estrechamente vinculados con los ciclos de la naturaleza y se creía que influían en la vida de los humanos. El observatorio de Buto era el lugar donde se estudiaban estos ciclos y se realizaban cálculos precisos para predecir eventos astronómicos importantes, como eclipses y equinoccios.