por: Jonás Rodríguez
24/11/2020 | 9:00 pm
@MysteryPlanet
El análisis de un cráneo fósil de aproximadamente dos millones de años de antigüedad, hallado en Sudáfrica, reveló la evolución de una especie pariente de los seres humanos llamada «Paranthropus robustus».
Según los investigadores, esta especie es un «prima» del «Homo erectus», el cual se cree que es un ancestro directo de los humanos modernos; y emergió hace dos millones de años en lo que hoy se conoce como Sudáfrica. Sus características distintivas eran una apariencia robusta y una fuerte mandíbula.
Sin embargo, este nuevo descubrimiento, identificado como DNH 155, sugiere que no todos los individuos de esta clase poseían las mismas características.
Esta variedad de la criatura, hallada en 2018 por un estudiante de la Universidad de Trobe (Melbourne, Australia), en Drimolen (al norte Sudáfrica); muestra una estatura menor que otros especímenes de Paranthropus robustus identificados como machos que fueron hallados en un lugar cercano llamado «Swartkrans».
«Drimolen pre-data a Swartkrans por cerca de 200 mil años, por lo que creemos que el P. robustus evolucionó con el tiempo, con Drimolen representando la población más temprana y Swartkrans la última, más anatómicamente derivada», señaló el coautor del estudio, Jesse Martin.
De acuerdo con los científicos, uno de los factores que pudo desencadenar en este evento microevolutivo es un ancestral episodio de cambio climático que afectó el sur de África en dicha época; en este, el ambiente se volvió más abierto, seco y frío.
En este sentido, dichos cambios pudieron influir en los tipos de alimentos que estaban disponibles para la especie, viéndose obligados a morder y masticar vegetación dura para la cual su estructura dental no era apta.
«Al ser comparado con los especímenes geológicamente más jóvenes cerca del sitio de Swartkrans, el cráneo de Drimolen muestra claramente que estaba menos adaptado para comer estos menús desafiantes», expresó el antropólogo evolutivo de la Universidad Estatal de Arizona, Gary Schwartz.
Finalmente, los especialistas indicaron que, a pesar de estas adaptaciones exitosas, la especie no fue capaz de perpetrarse y se extinguió casi al mismo tiempo que el Homo erectus.
«Estas dos especies diferentes, H. erectus con sus relativamente grandes cerebros y pequeños dientes, y P. robustus con su relativamente grandes dientes y pequeños cerebros, representan experimentos evolucionarios divergentes», concluyó la arqueóloga y coautora del proyecto, Angeline Leece.