por: Jonás Rodríguez
17/02/2020 | 5:30 pm
@elespectador
El glaciar de la Isla Pino, en la Antártida, perdió una gran extensión de hielo en el mar recientemente; según la publicación del diario norteamericano, The Washington Post, el total de iceberg perdido abarca más de 300 kilómetros cuadrados.
Los científicos del programa Copérnico, proyecto de observación de la Tierra de la Unión Europea (UE), hizo un seguimiento cercano a este trozo de hielo desde que se agrietó su borde en octubre de 2019.
A raíz de estas fracturas, el pasado 11 de febrero, la extensión del glaciar se desprendió, esparciéndose en varios bloques cerca del mar de Amundsen.
El Observatorio de la Tierra de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (Nasa), aseguró que este tipo de particiones son normales en las formaciones de hielo con secciones flotantes en el agua.
Al respecto, la organización explicó que el hielo en los bordes del glaciar ya se encontraba flotando, razón por la cual el derretimiento del mismo no causará impacto en el nivel del mar.
Sin embargo, en las últimas décadas, las particiones se han convertido en sucesos frecuentes en el glaciar de la Isla de los Pinos y en el vecino glaciar Thwaites, producto del aumento en las temperaturas oceánicas debido al calentamiento de la Tierra.
Según la Nasa, los desprendimientos en la Isla de los Pinos se efectuaban cada cuatro o seis años, pero, en la última década, el evento ha tenido una frecuencia casi anual (2011, 2013, 2015, 2017,2018 y 2020).
Además, el organismo advirtió que la región que rodea los dos glaciares contiene el volumen de hielo suficiente para elevar el nivel del océano a 1,2 metros.
En ese sentido, el pasado jueves, 06 de febrero, la Organización Meteorológica Mundial informó que la Antártida registró la temperatura más elevada de su historia con 18.3 grados centígrados.