por: Edgar Pilca
08/04/2025 | 5:00 pm
Colossal Biosciences
Inmortalizado en «Juego de Tronos» y en el escudo de la «Casa Stark», el lobo huargo vuelve a caminar por la tierra e incluso aullando tras extinguirse hace casi 10.000 años.
Como anunció la empresa de ingeniería genética Colossal Biosciences, el canino extinto desde hace mucho tiempo fue «resucitado» con éxito.
El proceso se logró mediante ADN extraído de dos fósiles, así como 20 modificaciones del código genético de un lobo gris, el pariente vivo más cercano de la especie, según una investigación realizada por la compañía.
Colossal afirmó haber parido tres lobos terribles y, mediante la tecnología CRISPR, decidió seleccionar un pelo blanco y esponjoso para sus pelajes, basándose en un nuevo análisis que indica que la especie original tenía un pelaje color nieve.
La compañía bautizó a sus dos nuevos lobos huargos machos —una pareja de adolescentes de seis meses— como Rómulo y Remo, en honor a los gemelos mitológicos fundadores de Roma, quienes, según se dice, fueron criados por una loba. Y, en homenaje a «Daenerys Targaryen» de «Juego de Tronos», llamó a una cachorra como Khaleesi.
Colossal Biosciences
El trío vive ahora en una reserva cercada de más de 800 hectáreas en un lugar no revelado. Se espera que alcancen un peso de entre 60 y 70 kilos al alcanzar la madurez; en contraste, un lobo gris típico pesa entre 36 y 45 kilos.
En un giro que solo Hollywood podría haber soñado, el cineasta Peter Jackson y el creador de «Juego de Tronos», George RR Martin, colaboraron con Colossal Biosciences en la revelación de lo que la compañía anunció como la primera des-extinción de un animal.
Jackson, inversor de la empresa de biotecnología, le prestó a Colossal el trono de hierro de 150 kilos que se utilizó en las promociones de la serie para las fotos oficiales de los animales.
Aunque muchos fans de «Juego de Tronos» probablemente piensen que los lobos huargos son bestias fantásticas, en realidad son un animal real que vivió en América y probablemente se extinguió debido a la desaparición de los grandes herbívoros de los que se alimentaban.
En los famosos pozos de alquitrán, en Los Ángeles, se han descubierto restos fósiles de más de 3.600 lobos huargos, y el museo adyacente dedica una pared entera a exhibir alrededor de 400 cráneos de lobos huargos.