por: María Fernanda Pérez
22/11/2025 | 5:30 pm
pareja - Foto: Freepik
La búsqueda del amor suele ser más difícil para aquellas personas que, paradójicamente, son consideradas las más empáticas, nobles y generosas, y es que según la psicología, esta dicotomía explica por qué los individuos con un gran corazón a menudo se encuentran atrapados en relaciones tóxicas o desequilibradas. Ser una «buena persona» no equivale automáticamente a ser una «buena pareja».
En este sentido, la psicóloga española, Silvia Severino, apunta que quienes se «esfuerzan por darlo todo en el amor» pueden, sin querer, «repetir patrones que los llevan al desgaste emocional».
Estos comportamientos, aunque nacen de la bondad, son en realidad señales de que se está siendo una pésima pareja para uno mismo y para el vínculo.
A continuación, cinco señales clave que, según la psicología, revelan este patrón de «buena persona, mala pareja»:
El primer indicio es la falta de límites claros, ya que ser demasiado amable y complaciente lleva a pasar por alto faltas de respeto y a decir «sí» cuando el cuerpo pide «no».
Esta incapacidad para sostener el propio espacio emocional es señalada por expertos como la psicóloga Sharon Martin.
Esto se conecta directamente con el segundo punto: evitar los conflictos. Si bien se busca la paz, el «silencio constante también puede ser una forma de desconexión», impidiendo que la relación evolucione.
De esta manera, solo la comunicación asertiva tiene la capacidad de fortalecer los vínculos.

Al avanzar en el vínculo, aparece la tendencia a idealizar a la pareja, lo que genera la tercera señal. Enamorarse y solo ver la luz del otro es como «ponerse una venda invisible» que impide ver su lado oscuro, creando expectativas imposibles que terminan en profunda decepción. Amar de verdad exige aceptar tanto la luz como la sombra.
Este idealismo puede mutar en la cuarta señal: querer arreglar a la pareja. Confundir el amor con un «rol de salvador o curador» activa lo que los psicólogos denominan el «síndrome del salvador», una dinámica que, pese a su origen en la bondad, inevitablemente conduce a la frustración y al desequilibrio.
Finalmente, el resultado de estos patrones es el autoabandono, la quinta y más dolorosa señal. Ocurre cuando se «prioriza más a la pareja antes que a las propias necesidades».
Dar tanto amor que se olvida de uno mismo culmina en un sentimiento de vacío, resentimiento y agotamiento emocional a largo plazo.