por: Elena Velásquez
22/08/2019 | 6:00 pm
AFP
Japón es un país en el que la tecnología ha ido ocupando espacio en cada ámbito de la vida cotidiana, incluso si se trata de religión; por ello, en un templo de la nación nipona, el robot sacerdote Mindar, se encarga de predicar el budismo.
El androide, cuya creación costó casi un millón de dólares, se encuentra en el templo Kodaiji de Kioto y es considerado por los sacerdotes humanos del recinto como un «colaborador», debido a que puede recitar sin problemas sutras budistas, para advertir a los fieles de los peligros que esconden el ego, la ira, la vanidad y el deseo.
En este sentido, uno de los monjes del lugar, Tensho Goto, dijo que para las nuevas generaciones puede ser «difícil» hablar con los sacerdotes tradicionales, por lo que este sacerdote robot podría constituir «una forma lúdica de llenar este vacío».
Sin embargo, la Universidad de Osaka ha revelado un estudio que demostró que Mindar no ha sido aceptado por todos.
De acuerdo a la investigación, aunque existe un grupo de fieles que señalaron sentir «calidez» y comodidad frente al androide, otros dijeron que se sintieron incómodos por sus expresiones «demasiado artificiales».
Asimismo, el templo ha sido objeto de acusaciones por parte de algunos fieles, los cuales consideran que este robot es un «sacrilegio».
Ante esta situación, Goto aseguró que «el budismo no es un creencia en un dios, es seguir el camino de Buda, es comprometerse en el camino de Buda, y poco importa que esté representado por una máquina, un trozo de chatarra o un árbol».
En este sentido, el monje también señaló que Mindar ha generado molestias principalmente en los «occidentales», pues las reacciones de los nipones han sido más positivas, en vista que «no tienen prejuicios contra los robots» porque fueron «educados con cómics en los que los robots son nuestros amigos».