por: Jonás Rodríguez
10/10/2020 | 7:00 pm
@okdiario
Un estudio publicado por la revista especializada, Science, demostró que es posible estimular las células madre de la médula espinal para generar un tipo de células específicas que podrían repararla después de sufrir un daño.
El trabajo, firmado por especialistas del Instituto Karolinska (Suecia), determinó que la correcta estimulación de estas células generan grandes cantidades de nuevos oligodedrocitos, los cuales intervienen activamente en la capacidad de las neuronas para transmitir señales al cerebro.
La médula espinal es una estructura ubicada en el conducto vertebral que se encarga de enviar señales al cerebro para realizar una serie de movimientos básicos. Al lesionarse esta zona, es común que el paciente sufra cierto grado de parálisis por la ruptura de algunas fibras nerviosas o el mal funcionamiento de las mismas.
Según el Instituto Karolinska, por lo general este deterioro de la función es causado por la pérdida de oligodendrocitos, un tipo de célula aislante que facilita la señalización neuronal.
De igual forma, el recinto explicó que en otros órganos el tejido dañado puede ser reparado por células madres, sin embargo, en el caso de la médula espinal adulta, los estudios previos habían determinado que estas células limitan el daño pero no sustituyen las células perdidas.
Para debatir estos datos, los científicos caracterizaron las células madre de la médula espinal a nivel genético en ratones, y detectaron que el ADN de las células madre era receptivo a las señales que fomentan la formación de oligodendrocitos.
«El equipo descubrió que las células madre de la médula espinal no están limitadas a formar tejido de cicatrización y exploraron cómo podían llevarlas hacia otra dirección, para que formaran también células que contribuyeran a la reparación», señaló uno de los autores del proyecto, Enric Llorens-Bobadilla.
Al controlar qué genes se activaron en las células madre, los especialistas pudieron incentivar la producción de nuevos oligodendrocitos, lo que generó una mejora de la función de las fibras nerviosas en la médula espinal dañada.
A pesar de estos resultados, el autor principal de la investigación, Jonas Frisén, detalló que estos estudios no son directamente aplicables a los humanos, pero proporcionan una estrategia conceptualmente nueva para estimular la reparación de la zona espinal.