por: María Fernanda Pérez
12/11/2025 | 8:30 pm
rockay.com
Si bien la práctica deportiva continua es un pilar de la salud, los entusiastas del ejercicio al aire libre, particularmente los runners, se enfrentan a un desafío dermatológico conocido popularmente como la «cara de runner».
Este fenómeno ha puesto en el foco el impacto que el deporte de alto impacto y la exposición ambiental tienen sobre la apariencia y estructura de la piel.
La actividad física aporta beneficios innegables a la piel: aumenta la circulación sanguínea, proveyendo oxígeno y nutrientes esenciales que resultan en un aspecto más radiante y depurado. La reducción del estrés, intrínseca al ejercicio, también se traduce en una piel más saludable y un mejor descanso.
Sin embargo, el deporte constante presenta contras, especialmente al aire libre. La transpiración y el calor pueden acelerar la degradación y pérdida de los protectores solares, incrementando el riesgo de quemaduras.
Además, la humedad atrapada por la ropa ajustada puede generar un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias y hongos.
La denominada «cara de runner» es la manifestación más visible de estos efectos, caracterizada por:
El colágeno en la mira
El colágeno, la proteína estructural de la piel, es el principal afectado. Su degradación, influenciada por factores como la edad y, de manera significativa, la exposición solar sin protección, es la causa directa detrás de la apariencia envejecida y la pérdida de firmeza.
Para proteger y reponer esta proteína vital, los expertos enfatizan un protocolo esencial que incluye:
El relleno dérmico
Frente a la pérdida acelerada de volumen y estructura, la medicina estética ofrece soluciones efectivas. El relleno dérmico a base de hidroxiapatita cálcica emerge como un potente aliado.
Esta sustancia, biocompatible y reabsorbible, no solo actúa reponiendo volumen, sino que también funciona como un estimulante de la producción de colágeno propio del cuerpo.
Así, estudios clínicos han demostrado que los efectos de este tratamiento son duraderos, con una síntesis sostenida de colágeno observable incluso doce meses después de la aplicación.