por: Yesimar Gerdler
11/01/2024 | 7:30 am
socidrogalcohol
El tabaco, además de los pulmones y otros órganos, también afecta la piel, tanto de las personas fumadoras como de quienes inhalan pasivamente el humo.
Especialistas en el área advierten que el tabaco contiene alrededor de 4 mil componentes tóxicos, de los cuales al menos 300 son altamente peligrosos y pueden tener efectos dermatológicos.
En primera instancia, el primer efecto que tiene el cigarrillo sobre la piel es estético. Sin embargo, las afectaciones no se reducen a este aspecto. En algunos casos, puede provocar enfermedades graves como el cáncer de piel.
El primer efecto biológico del tabaco sobre la piel viene dado por el aumento de los radicales libres, elementos químicos que dañan la membrana de las células y pueden llegar incluso a alterar la información genética y generar anomalías en las arteriolas de la dermis y la epidermis.
En esas condiciones, queda comprometida la irrigación y la nutrición de la piel, la cual se ve privada de oxígeno y de nutrientes esenciales, lo cual lleva a la deshidratación y la sequedad.
Asimismo, la nicotina contiene un componente llamado vasopresina que aumenta la presión sanguínea y disminuye los estrógenos.
Igualmente, el consumo de tabaco disminuye la absorción de vitamina A y altera la elastina y el colágeno. El resultado de todo esto es una piel reseca, con poca luminosidad y con arrugas más pronunciadas.
Otro de los efectos adversos de fumar se observa en la cicatrización. El humo del tabaco altera la oxigenación de los tejidos, hace que disminuya la circulación e intoxica la sangre.
A consecuencia de esto las heridas, en particular las quirúrgicas, tardan más en cicatrizar. De hecho, un estudio reveló que las personas que fuman un paquete de cigarrillos diario tienen tres veces más probabilidades de desarrollar necrosis en una herida frente a los no fumadores.