por: Yorman Sarmiento
27/04/2025 | 3:30 pm
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Una creciente ola de violencia adolescente, manifestada en alarmantes episodios como la planificación de una masacre escolar por chat, apuñalamientos en recreos y abusos sexuales normalizados como «challenges» virales, pone de manifiesto una problemática profunda y preocupante: la creciente soledad que experimentan los jóvenes en un mundo cada vez más digitalizado.
Actualmente, muchos jóvenes se exponen a una difusa línea entre lo real y lo virtual, lo que ha creado un espacio donde la violencia se normaliza y las consecuencias se diluyen para muchos adolescentes.
Según expertos, en estos territorios digitales, asesinar no duele y la vida del otro se percibe como un obstáculo en una misión.
La falta de mediaciones simbólicas sólidas y la ausencia de una guía adulta presente y atenta dejan a los jóvenes construyendo su subjetividad en un vacío.
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De este modo, la mayor preocupación adulta suele centrarse en los peligros externos, pero la verdadera amenaza puede estar en los dispositivos, los discursos de exclusión y la soledad de un cuarto cerrado.
Finalmente, expertos enfatizan en que el malestar adolescente no distingue clases sociales, la violencia, el vacío y la desesperación atraviesan todos los sectores, y la respuesta fundamental es la misma: una comunidad que mire, una familia que escuche e instituciones que sostengan.