por: Elena Velásquez
15/10/2022 | 4:00 pm
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Comúnmente se suele pensar que el frío es la solución al calor, pero cuando se trata del cuerpo humano, especialmente del cerebro, no siempre es así; de hecho, los cambios bruscos de temperatura constituyen un verdadero problema para nuestra especie.
De acuerdo a los especialistas médicos, la temperatura normal de una persona debe rondar entre los 37 y 37,5 grados, pero estos niveles pueden variar si el individuo experimenta algún síntoma de negativo o, cuando las condiciones climáticas son extremas (calor u frío excesivo).
Cuando se está ante un ambiente de frío extremo, lo común es consumir bebidas calientes, pero cuando se trata de ocasiones en que las temperaturas son elevadas, no es recomendable optar por bebidas frías, puesto que se afecta momentáneamente al cerebro.
Aunque el dicho de que las bebidas frías pueden congelar el cerebro no es del todo cierto, consumir líquidos helados para contrarestar el calor puede ocasionar una reacción denominada «cefalea por crioestímulo», la cual se caracteriza por una «fuerte sensación de dolor de cabeza».
Según han explicado los especialistas, esta reacción se produce debido a una «confusión» en el sistema circulatorio, puesto que al producirse los cambios en el flujo sanguíneo, los receptores presentes en el paladar y la garganta envían una señal de dolor directo al cerebro, a través del nervio trigémino.
Aunque esta sensación de dolor es momentánea, se recomienda evitar la ingesta de líquidos y alimentos helados en condiciones de calor excesivo, o en todo caso, comer y beber pausadamente para que el paladar pueda acostumbrarse al cambio de temperatura paulatinamente.