por: María Fernanda Pérez
29/12/2025 | 6:30 pm
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A menudo se piensa que el cuidado de la piel comienza con el sérum más caro del mercado, cuando la realidad es que el éxito de cualquier rutina se decide en los minutos que dedicamos a retirar el maquillaje.
Desmaquillarse parece un gesto mecánico, pero realizarlo de forma incorrecta es el precursor silencioso de la irritación, el envejecimiento prematuro y esos brotes inesperados que tanto nos molestan.
Para transformar tu rostro, el primer paso es identificar y desterrar los cinco errores críticos que están comprometiendo tu barrera cutánea.
La clave para una piel radiante no está en la fuerza, sino en la técnica y los productos adecuados:
Tallar la piel con fuerza para «terminar rápido» solo genera microrroturas y líneas de expresión. En su lugar, permite que los productos disuelvan el maquillaje mediante masajes circulares suaves o dejando actuar el algodón sobre la zona antes de retirarlo.

La trampa de las toallitas
Aunque son prácticas, las toallitas húmedas suelen desplazar la suciedad en lugar de eliminarla. Úsalas solo en emergencias y prioriza siempre limpiadores líquidos, geles o bálsamos que realmente penetren en el poro.
Omitir la doble limpieza
El protector solar y el maquillaje waterproof son resistentes; un solo paso no basta para eliminarlos. La doble limpieza (un limpiador oleoso seguido de uno acuoso) asegura que no queden residuos que obstruyan la piel.
Maltrato a la zona ocular
Los ojos requieren paciencia. Frotar los párpados debilita las pestañas y la piel delgada del contorno. La solución es simple: presiona suavemente un algodón con desmaquillante específico, espera unos segundos y desliza sin presión.
Confundir desmaquillar con lavar
El gel limpiador no puede hacer su trabajo si tiene una capa de maquillaje encima. Si no retiras primero el cosmético, tu limpiador solo rozará la superficie, dejando los poros sucios y anulando la eficacia de tus siguientes pasos de skincare.