por: María Fernanda Pérez
01/05/2024 | 5:30 pm
Instituto del Sueño
Un buen sueño es fundamental para una óptima calidad de vida humana. De hecho, muchos de los trastornos en la actividad del sueño han sido asociados a problemas emocionales, a cansancio y a dificultades de aprendizaje e incluso, aumenta la probabilidad genética de un individuo a padecer asma.
Un grupo de científicos analizaron datos de 455 mil 405 personas entre 38 y 73 años inscritas en el Biobanco del Reino Unido en un seguimiento de nueve años, para poder determinar si la calidad del sueño puede influir en el riesgo de padecer asma o si unos patrones de sueño saludables pueden disminuirlo.
A raíz del principio de que a los asmáticos los afectan las alteraciones del sueño, se le preguntó a los participantes si eran madrugadores o noctámbulos, cuál era su tiempo de sueño en promedio, la existencia de ronquidos o insomnio.
Los resultados indicaron que del total de los participantes 73 mil 223 personas cumplían los criterios de un patrón de sueño saludable, 284 mil 267 los de un patrón intermedio y 97 mil 915 uno deficiente.
Cabe destacar que el patrón saludable se definió como el de alguien madrugador, que duerme entre siete y nueve horas, además de no tener insomnio o haberlo padecido solo en contadas ocasiones, no roncar y no tener somnolencia durante el día.
Igualmente, el riesgo genético del asma fue identificado mediante un mapa de composición de los genes de los analizados.
Es así que durante los años que siguió el estudio, 17 mil 836 personas fueron diagnosticadas con asma.
Finalmente, los resultados indicaron que un patrón de sueño adecuado podría disminuir en un 37% el riesgo de asma en personas con riesgo genético, lo que indica que un patrón óptimo podría contrarrestar el riesgo en personas independientemente de la susceptibilidad genética.