por: María Fernanda Pérez
08/09/2025 | 7:30 pm
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La historia de Joy Milne, una mujer escocesa con un sentido del olfato extraordinariamente agudo, ha capturado la atención del mundo.
Su asombrosa habilidad para detectar la enfermedad de Parkinson a través del olor de una persona, años antes de que aparecieran los síntomas clínicos, ha abierto una nueva y fascinante puerta en el campo del diagnóstico médico. Lo que una vez fue descartado como una locura, ahora es objeto de rigurosa investigación científica.
Todo comenzó cuando Milne notó un sutil olor almizclado en su esposo, Les, años antes de que le diagnosticaran la enfermedad de Parkinson.
La conexión se hizo evidente para ella cuando, en una reunión de pacientes, se dio cuenta de que todos compartían el mismo olor. Esta observación casual la llevó a colaborar con científicos como la química analítica Perdita Barran y el neurocientífico Tilo Kunath.
El equipo de investigación, inicialmente escéptico, puso a prueba la habilidad de Milne. Le presentaron 12 camisetas, de las cuales seis habían sido usadas por pacientes con Parkinson.
Milne no solo identificó correctamente a los seis pacientes, sino que también señaló a una séptima persona que, en ese momento, no había sido diagnosticada. Increíblemente, esa persona recibió un diagnóstico de Parkinson menos de un año después.
Milne posee una condición conocida como hiperosmia hereditaria, que le confiere un sentido del olfato mucho más sensible que el de la persona promedio.
Pero su historia no es un caso aislado; la ciencia ha reconocido durante mucho tiempo que el cuerpo humano emite una variedad de olores que pueden ser indicadores de la salud.
La premisa es simple: las enfermedades alteran el metabolismo del cuerpo, produciendo compuestos orgánicos volátiles (COV) que son liberados a través del aliento, la piel y la orina.
Estos compuestos tienen olores distintivos que, aunque a menudo son indetectables para el olfato humano común, son fácilmente perceptibles para animales con un sentido del olfato más desarrollado, como los perros.
En este sentido, los olores asociados a ciertas enfermedades son ya conocidos en el ámbito médico: