por: Elena Velásquez
18/08/2019 | 6:00 pm
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Para que un niño desarrolle la psicomotrocidad, es decir, la capacidad de coordinar mentalmente sus movimientos, es necesario que conozca su cuerpo de manera paulatina al tiempo que se relaciona socialmente con otras personas.
Por ese motivo, el baile es una de las mejores actividades para hacerlo.
Bailar es una acción que requiere de equilibrio, ritmo e interacción, por ese motivo, al igual que la psicomotrocidad en sí, el organismo pone en funcionamiento al mismo tiempo el sistema nervioso central, los músculos y los huesos; lo que permite generar un movimiento coordinado.
De acuerdo a los médicos, el desarrollo psicomotor de los niños inicia desde los primeros meses de su nacimiento, cuando aprenden a levantar la cabeza.
Posteriormente, van aprendiendo otras habilidades más complejas, como hacer pinzas con los dedos y caminar.
Sin embargo, no es necesario esperar a que los niños caminen para incluir el baile en su rutina; diversos estudios han demostrado que los padres que bailan cargando a sus bebés propician su desarrollo motor, debido a que ellos pueden sentir los movimientos y la música, que también beneficia el desarrollo cognitivo del menor.
A medida que el infante crece, se puede aumentar la complejidad del baile, así cuando ya pueda caminar, se pueden guiar sus pasos, hasta que comiencen a imitarlos por sí solos.
Asimismo, se le puede comenzar a incluir en presentaciones grupales, de manera que aprendan a relacionarse socialmente, en primer lugar con otros niños y en segundo, con el resto de los adultos.
De esta forma, los niños tienen la oportunidad de desarrollar también sus cualidades comunicativas, creativas y cognitivas; así como su personalidad, autoestima y la apreciación por los elementos culturales que trae consigo todos los tipos de baile.