por: Edgar Pilca
19/06/2025 | 6:30 pm
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En el universo de la comunicación humana, el beso trasciende el mero contacto físico para convertirse en una herramienta fundamental en la expresión de emociones y la consolidación de los lazos afectivos.
Así lo explica Silvia Cintrano, psicóloga y sexóloga especializada en Terapia de Pareja del Instituto Centta, quien subraya que este acto es una poderosa vía para la conexión emocional y el bienestar psicológico.
El significado del beso es maleable, adaptándose al contexto cultural y a la relación entre las personas. En muchas sociedades, un simple beso en la mejilla sirve como saludo cordial en diversas interacciones sociales.
Sin embargo, su relevancia más profunda radica en su capacidad de expresar afecto, compromiso, amor o intimidad, fortaleciendo el vínculo emocional entre quienes lo comparten.
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Cintrano enfatiza que la forma en que un beso se modula y ejecuta es una clara muestra de comunicación no verbal. A través de esta manifestación corporal, se transmite información crucial sobre la naturaleza del vínculo y la profundidad del afecto existente.
La técnica, intensidad y localización del beso varían drásticamente, diferenciando un saludo casual de un gesto fraternal, un beso romántico de pareja o una tierna muestra de cariño matutina. Cada uno de estos tipos posee un significado único y contribuye de manera distinta al bienestar emocional de los individuos.
Desde una perspectiva psicológica, el acto de besar desencadena la liberación de hormonas esenciales para el placer y el bienestar. Sustancias como la oxitocina, la dopamina y la serotonina no solo inducen sensaciones placenteras, sino que también poseen un efecto analgésico y contribuyen significativamente a la reducción del estrés y la ansiedad.
De este modo, el beso se consagra como una práctica inherentemente beneficiosa, tanto para la salud mental como física.
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En resumen, los besos son mucho más que un acto reflejo; son complejos intercambios que nutren nuestras relaciones y nuestra salud emocional, demostrando la profunda interconexión entre nuestro cuerpo y nuestras emociones.