por: Yesimar Gerdler
30/05/2019 | 11:00 pm
Pixabay
Aproximadamente a partir de los 20 años nuestro código genético determina la paralización del crecimiento, por lo que nuestro cuerpo se queda tal y como está, con excepción de la nariz y las orejas.
Si observamos con cuidado a nuestros padres y abuelos notaremos una diferencia física, su nariz y sus orejas han seguido creciendo, por lo que son más grandes que las tuyas.
Los científicos descubrieron que esto se debe a la descomposición del colágeno y las fibras que componen el cartílago presente en nuestra nariz y orejas.
Este tejido, que se encuentra en nuestras articulaciones y en otras partes del cuerpo, habitualmente sirve para aliviar el desgaste en las articulaciones, y en otras partes como la nariz, ayudan a mantener su estructura y su forma.
Esto significa que este fenómeno, sumado a la acción continua de la gravedad, da como resultado que la punta de la nariz y de las orejas aumenta de tamaño. Además, la piel que los recubre pierde elasticidad y acaba estirándose aún más.
Como la complexión facial también cambia con la vejez y perdemos volumen en la cara, este efecto se multiplica y da la impresión de que estas partes crecen mucho más de lo que ocurre en realidad.