por: Rosana Venturini
16/10/2022 | 4:00 pm
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Justo a mitad de la noche las emociones negativas tienden a llenar nuestros pensamientos, junto con el deseo por placeres culpables como un cigarrillo o una comida rica en carbohidratos.
En este sentido, investigadores de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Pensilvania han publicado una nueva hipótesis llamada “la mente después de la media noche”, el cual sugiere que se producen cambios en el cerebro cuando las personas están despiertas después de la medianoche.
Puntualmente, los científicos afirman que desvelarse puede producir cambios neurofisiológicos en el cerebro que alteran la forma en que interactuamos con el mundo.
Esto afecta principalmente las acciones relacionadas con el control de los impulsos, el procesamiento de la recompensa y el procesamiento de la información, todo sin pensar plenamente en las consecuencias.
En un artículo publicado recientemente en la revista “Frontiers in Network Physiology”, se dio a conocer que la privación del sueño o la vigilia conduce a una desregulación cognitiva, del comportamiento y del funcionamiento de nuestro cerebro al otro día.
No obstante, los datos más recientes arrojan que incluso permanecer despiertos hasta la medianoche ya produce cambios en el comportamiento y la cognición.
«La idea básica es que, desde un punto de vista evolutivo global de alto nivel, el reloj biológico circadiano interno está sintonizado con procesos que promueven el sueño, no la vigilia, después de la medianoche», comentó la autora principal del trabajo, Elizabeth B. Klerman, quien también se desempeña como investigadora del Departamento de Neurología del Hospital General de Massachusetts y profesora de Neurología de la Facultad de Medicina de Harvard.
De acuerdo a los expertos, nuestra atención a los estímulos negativos es mayor a estas horas de la noche, lo que puede alimentar un sistema de recompensa/motivación alterado, haciendo que una persona sea especialmente propensa a los comportamientos de riesgo.
La influencia del ritmo circadiano en las actividades cerebrales cambia a lo largo de un día, aseguró Klerman; lo que afecta la forma en que procesamos nuestras experiencias y respondemos al mundo exterior.
La investigadora también afirmó que llegamos a responder de forma más positiva durante el día que por la noche, gracias a que dicha influencia alcanza su punto máximo por la mañana y su punto más bajo al oscurecer; asimismo, añadió que nuestro cuerpo produce más dopamina por la noche, lo que puede cambiar nuestro sistema de recompensa y motivación que podría hacernos incurrir en comportamientos de riesgo.
Un estudio realizado en el año 2016 concluyó que el riesgo de suicidio era tres veces mayor entre la medianoche y las 6:00 am que en cualquier otro momento del día. De igual forma, otro estudio realizado en 2020 reveló que la vigilia nocturna es un factor de riesgo de suicidio, «posiblemente por desajuste de los ritmos circadianos».
«El suicidio, antes inconcebible, surge como un escape de la soledad y el dolor, y, antes de que se consideren los costes del suicidio, el estudiante ha adquirido los medios y está preparado para actuar en un momento en el que nadie está despierto para detenerlo», detallaron los autores de la hipótesis.
Para concluir es importante resaltar que “La mente después de la medianoche” sigue siendo una hipótesis y requiere de más pruebas y estudios.
Es por esto que los mismos investigadores como Klerman y sus colegas, creen que hay que indagar más estos factores para asegurarse de que estamos protegiendo a los que corren más riesgo por la vigilia nocturna.