por: Yesimar Gerdler
09/05/2019 | 6:00 pm
@ElNacionalWeb
El sarampión es una enfermedad causada por un virus de la familia Paramyxoviridae y del género Morbillivirus que se reproduce en la nariz y la garganta de la persona infectada.
Esta patología se presenta con más frecuencia en niños y resulta muy contagiosa, estando distribuida en todo el mundo.
Las personas no vacunadas que se encuentren cerca de un individuo infectado corren el riesgo de contraerla. Sin embargo, los pacientes que superan la enfermedad quedan inmunizadas contra este virus.
El sarampión se contrae por contacto directo, a través de las secreciones nasofaríngeas: gotitas generadas al toser, estornudar o hablar.
Otra causa de transmisión es por vía transplacentaria, la madre puede transmitir el virus al feto teniendo como consecuencia un aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro o bajo peso.
Los síntomas de la enfermedad se manifiestan entre 7 y 14 días después del contagio y suelen ser: Fiebre alta, tos irritativa, inflamación de la mucosa nasal (coriza), enrojecimiento ocular (conjuntivitis), pequeñas manchas blancas con centro blanco-azulado en la mucosa oral (llamadas manchas de Koplik), erupción que se extiende desde la cabeza a los pies.
La vacunación es la única medida eficaz para evitar la enfermedad y solo está contraindicada en caso de alergia grave a una dosis o a un componente vacunal.
Las personas no inmunizadas que hayan sido expuestas a la patología, incluyendo a los bebés, deben ser vacunados dentro de las 72 horas siguientes, de manera que, si la enfermedad aparece, presente síntomas más leves y tenga una menor duración.