por: Yesimar Gerdler
13/06/2021 | 11:00 am
Pixabay
La piel es el mayor órgano del cuerpo que tiene múltiples funciones esenciales. Actúa como barrera protectora que nos aísla del medio que nos rodea, al tiempo que obra como un sistema de comunicación con el entorno.
Pero no sólo eso, también es nuestra carta de presentación, ya que deja ver rasgos relacionados con nuestra edad y salud. Mantener nuestra piel sana es esencial para mostrar una apariencia juvenil.
La mala noticia es que el tiempo no espera para tomar factura en ella. Por esto debemos proteger la piel, alimentarnos e hidratarnos bien, y cuidarla con productos específicos para mantenerla en óptimas condiciones.
Trata de dormir bien
Como el resto de tu cuerpo, la piel se recupera durante el sueño produciendo nuevo colágeno, el cual previene la flacidez y las arrugas, mientras que el flujo de sangre adicional produce un cutis saludable y juvenil.
También es importante que tengas cuidado con tu almohada. Presionar tu piel contra la tela arrugada de una almohada puede provocar «líneas de sueño» que con el tiempo pueden convertirse en arrugas.
La solución: duerme boca arriba o usa fundas para almohada de satén o seda.
Lava y humecta tu rostro
Usa un limpiador facial suave por la mañana y antes de acostarse para eliminar la suciedad y aceite que puede causar brotes de acné, además de infecciones bacterianas, que a su vez pueden conducir a las arrugas y cicatrices del acné.
Trata de evitar el jabón ya que puede resecar tu piel, para evitar este problema es recomendable que utilices lociones con hidratantes básicos como glicerina.
También existen opciones de mejor calidad que incluyen ingredientes que aceleran la remoción de células muertas, la regeneración del colágeno, además de eliminar los radicales libres.
Toma mucha agua
Beber por lo menos ocho vasos de agua que al día te mantendrá hidratada y evitará que tengas la piel seca y escamosa. Agregar rodajas de fruta fresca te dotará además de antioxidantes como vitamina C y E.
Consume leche con regularidad
La leche es un doble aliado para el cuidado de la piel: hidrata como el agua, pero también está llena de proteínas, aminoácidos, minerales y vitaminas que nutren la piel.
Consume suplementos de vitaminas y minerales
Las cremas tópicas de calcio son particularmente eficaces cuando se trata de rejuvenecimiento de la piel, mientras que las tabletas de vitamina E y C son perfectamente amigables con ella.
Reduce la ingesta de café, alcohol, tabaco y azúcar
La cafeína es diurética, lo que significa que te hará orinar y si no repones esos líquidos tu piel podría resultar perjudicada.
El alcohol es aún peor que la cafeína cuando se trata de deshidratación. Produce una disminución de la hormona que permite al cuerpo reabsorber el agua y consume líquidos corporales cuando induce el vómito.
Fumar y exponerse al humo de segunda mano también pueden dañar el colágeno y la elastina de tu piel, dejándola opaca y flácida. Por otra parte, consumir demasiada azúcar contribuye a la baja de colágeno el cual brinda a la piel de fuerza y estructura.
Nivela tu mirada
Los movimientos repetitivos causan arrugas, razón por la cual la gente feliz tienen líneas de risa y patas de gallo de alrededor de los ojos.
Reír y parpadear no puede evitarse pero ciertos movimientos, como mirar hacia abajo la pantalla del ordenador o smartphone pueden ser evitados.
Controla los niveles de estrés
El estrés es uno de los mayores obstáculos de salud que enfrentamos, y repercute especialmente en nuestra piel. Causa manchas y erupciones, además de hacernos fruncir el ceño, producir estrabismo y movimientos que provocan líneas permanentes en el rostro.
La buena noticia es que podemos evitarlo durmiendo bien y realizando ejercicios de respiración profunda y meditación.
Haz ejercicios
Hacer ejercicio nos ayuda a tener una mejor circulación lo que a largo plazo aporta muchos beneficios a la piel.
Ejercitarse con frecuencia brinda un tono muscular firme que evita la flacidez de la piel. Reduce el estrés y, tras una ducha vigorosa, ayuda a arrojar las células muertas de la piel.
Exfóliate con regularidad
La exfoliación desbloquea los poros y hace que la piel sea más receptiva a la humedad. Realiza la exfoliación una vez por semana, no te excedas o podrías terminar deshidratando tu piel.
También es importante que evites apoyarte en tus manos o rascar la piel seca, esto puede llevar bacterias a tu cara y desencadenar o empeorar brotes.
Ten cuidado con el sol
Exponernos por mucho tiempo a los rayos del sol acelera el foto-envejecimiento. Esto se refiere a las arrugas, manchas y pérdida de elasticidad de la piel causada por la exposición a los rayos ultravioleta del astro rey.
Es por ello que la protección solar puede ser la loción más importante que te puedas aplicar.
Apaga la calefacción
Sentarse demasiado cerca de la calefacción o la chimenea durante largos períodos de tiempo puede dañar el colágeno en nuestra piel, causando su flacidez y arrugas.
Los expertos recomiendan instalarse por lo menos, a tres metros de distancia.
Ten cuidado con el maquillaje
Aplicarte demasiado maquillaje puede obstruir los poros y causar acné. A menudo es una buena idea salir sin maquillaje para dar a tu piel un descanso muy necesario.
Además, evita compartir tu maquillaje con otras personas, este habito puede propagar varias infecciones en la piel.