por: María Fernanda Pérez
31/03/2024 | 5:30 pm
Vogue México
El hielo, un elemento tan simple y cotidiano, esconde un secreto de belleza que ha sido utilizado por generaciones.
Sus propiedades refrescantes y tonificantes lo convierten en un aliado natural para una piel radiante y saludable; pero, ¿cómo beneficia exactamente al rostro?
Combate la inflamación
El frío del hielo actúa como un potente antiinflamatorio, ideal para reducir el enrojecimiento, la hinchazón y las ojeras. Tras una noche de descanso o un día intenso, una suave aplicación de hielo puede ayudarte a lucir un rostro fresco y descansado.
Circulación sanguínea renovada
Asimismo, el contacto del hielo con la piel provoca una vasoconstricción temporal, seguida de una vasodilatación que aumenta el flujo sanguíneo en la zona. Esto se traduce en una piel oxigenada, con un tono más uniforme y un brillo natural.
Poros minimizados, piel purificada
También logra contraer los poros, reduciendo su tamaño y apariencia. Además, su efecto astringente ayuda a eliminar impurezas y controlar la producción de grasa, dejando la piel limpia y purificada.
Tonificación y firmeza al instante
El hielo actúa además como un tónico natural, mejorando la firmeza y elasticidad de la piel. Su aplicación regular ayuda a combatir la flacidez y a mantener un aspecto terso y juvenil.
Un arma preventiva contra las arrugas
El hielo es también un aliado para estimular la producción de colágeno, una proteína esencial para mantener la piel firme y prevenir la aparición de líneas de expresión y arrugas.
¡Un ritual de belleza con hielo puede ayudarte a mantener una piel joven y radiante por más tiempo!
Consejos a tomar en cuenta