por: Zulymar Gutiérrez
08/10/2017 | 9:15 pm
@esa_es
La iniciativa de crear el telescopio espacial James Webb (JWST), como el más grande de la historia para desentrañar el universo, fue conjunta de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
Como misión tiene poder responder a las preguntas más enigmáticas del universo, entre las inquietudes más comunes se encuentran:
James Webb operará en el infrarrojo cercano y mediano. Y, para cumplir con su misión, el telescopio necesita ser enorme.
Las dimensiones de su escudo solar son equivalentes a una cancha de tenis, y a su espejo primario segmentado, de 6,5 metros de diámetro.
“El infrarrojo nos permite ver más lejos. La luz que viene de las primeras galaxias es muy lejana y, como el universo está en expansión, la luz de esas galaxias está en el infrarrojo”, explica Catarina Alves, científica de proyecto de la ESA en James Webb.
El observatorio tendrá cuatro instrumentos, a saber; tres de infrarrojo cercano y uno mediano, y dos de ellos han contado con participación europea, NIRSpec (de fabricación enteramente europea) y MIRI (dividido al 50% entre la NASA y la ESA).