Descubre el origen y significado del árbol de Navidad

Llega la Navidad y a todos nos encanta montar el árbol de Navidad. Unos le colocan bambalina, otros flores, peluches, lazos y todo lo que se les ocurra, pero, ¿has pensado de dónde proviene la tradición del árbol navideño?

Antiguamente los germanos mantenían el concepto de que la Tierra y los Astros estaban en dependencia de un gigantesco árbol denominado “divino Idrasil�, el cual adornaban para adorar al dios del Sol, Odin.

Más tarde en el año 740, el santo y mártir inglés, Bonifacio, pisó tierra germana con el fin de evangelizarla; como parte de sus acciones derribó el roble que representaba a Odín y lo reemplazó por un pino, que es el símbolo del amor eterno de Dios.

Este pino fue adornado con manzanas y velas. Luego, en la Edad Media esta tradición se expandió a casi todo el mundo.

El primer árbol de Navidad

Podría afirmarse que el primer árbol de Navidad estuvo en Alemania en 1605, fue adornado y utilizado para ambientar la festividad en una época de extremo frío. En 1800 llegó a Finlandia y a España en 1870. En América el árbol de Navidad se conoció poco después de la conquista.

¿Qué significa cada adorno?

Al pasar los años las manzanas y velas utilizadas por los germanos fueron convirtiéndose en brillantes esferas y las guirnaldas con luces de colores.

Las conocidas bambalinas representan los dones que Dios le regaló al hombre. El color azul refleja el arrepentimiento, las rojas son las peticiones, las doradas simbolizan las alabanzas, mientras que las plateadas reflejan agradecimiento.

Por su parte, la estrella, que se coloca en la punta del árbol, representa la fe que guía la vida. Las cintas y los moños reflejan la unión familiar.

Los tradicionales angelitos actúan como mensajeros entre el cielo y la tierra, encargados de proteger el hogar durante las fechas decembrinas. Finalmente, lo que nunca falta, las luces funcionan como lámparas que iluminan el camino en la fe.

Sin importar el tamaño de árbol o la cantidad de objetos en su decoración, lo que verdaderamente importa es la celebración familiar, con amor, fe, esperanza y alegría.