por: Agencias
08/04/2016 | 11:29 am
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El papa Francisco instó a los sacerdotes de todo el mundo a una mayor aceptación de los católicos divorciados, los homosexuales y otras personas que viven en lo que la Iglesia considera situaciones «irregulares».
«Un pastor no puede sentirse satisfecho solo aplicando leyes morales como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas», escribió el papa en la exhortación apostólica La alegría del amor, firmada por Francisco.
El documento, cuyo título original es Amoris Laetitia, aborda los principales desafíos que las parejas católicas tienen que enfrentar en el mundo en la actualidad.
Una exhortación apostólica es una declaración oficial del papa sobre cómo los católicos deben vivir sus vidas. Esta es la segunda exhortación de Francisco desde que asumió la silla de San Pedro.
En ella, el papa aboga por integrar a todas las familias, inclusive a las que se encuentran en situaciones no tradicionales, como aquellas parejas de divorciados vueltos a casar, quienes según Francisco no deben sentirse excluidas de la comunidad católica.
Para estas parejas, el papa propone un camino espiritual, acompañados por el obispo de su diócesis que decidirá cómo estas familias pueden ser integradas. Por ejemplo, los obispos decidirán si estas parejas pueden leer textos durante la misa, acceder a la comunión o ser padrinos, actividades que hasta ahora los divorciados no podían hacer.
Francisco pide a los sacerdotes seguir las reglas con sentido común. «Por pensar que todo es blanco y negro, a veces cerramos el camino de la gracia y el crecimiento», escribe.
En la exhortación, el papa no cambia la doctrina católica sobre la homosexualidad, el matrimonio, el control de la natalidad ni el aborto.
De hecho, reitera que el matrimonio entre un hombre y una mujer sigue siendo el ideal católico, superior a otras formas de unión.
«Con el fin de evitar cualquier malentendido, me gustaría señalar que de ninguna manera debe la Iglesia desistir de proponer la idea completa del matrimonio», escribe.
Una «gran variedad de situaciones familiares… puede ofrecer una cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o del mismo sexo, por ejemplo, simplemente no pueden ser equiparadas con el matrimonio», dice.
Pero sí llamó a una mayor tolerancia y misericordia, frente al juicio.
«No hay un estereotipo de la familia ideal, sino más bien un mosaico difícil compuesto de muchas realidades diferentes, con todas sus alegrías, esperanzas y problemas», escribe.
«Toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetados en su dignidad y tratada con consideración».