por: Yesimar Gerdler
30/01/2020 | 9:30 am
@CancilleriaVE
Este jueves, 30 de enero, se cumplen 174 años del nacimiento del poeta venezolano, Juan Antonio Pérez Bonalde, considerado como el máximo exponente de la poesía lírica y el romanticismo del país, siendo además uno de los precursores del modernismo.
Pérez Bonalde nació en Caracas en el año 1846. Su padre fue un destacado miembro militante del partido Liberal, hecho por lo que, debido a la agitada vida política que vivía el país, decidió migrar y establecerse con su familia en Puerto Rico.
Allí transcurrió parte de su infancia y su adolescencia, durante la cual se dedicó a aprender diversos idiomas, llegando a dominar el inglés, el alemán, el francés, el italiano, el portugués, el griego y el latín.
Esta afición a las lenguas extranjeras le permitiría, años después, traducir con maestría poetas de otras nacionalidades como Edgar Allan Poe y Heinrich Heine.
Tras el fin de la Guerra Federal, en 1864, su familia regresa a Venezuela. No obstante, con el ascenso al poder de Antonio Guzmán Blanco, Pérez Bonalde se vio obligado a abandonar su país nuevamente en 1870, estableciéndose en Nueva York.
En ese periodo viajó incansablemente como agente comercial por diversos países de Europa, Asia y África, con lo cual adquirió una concepción más amplia de la cultura.
En 1876, las circunstancias políticas de Venezuela le permiten regresar al país, viaje durante el cual escribe uno de sus poemas más famosos «Vuelta a la Patria».
No obstante, tras la muerte del Presidente Francisco Linares Alcántara y el retorno al poder de Guzmán Blanco, Pérez Bonalde decidió regresar a Nueva York en 1877. Fue durante esa época que recogió todos los poemas que había escrito hasta el momento en un volumen que tituló «Estrofas».
Dos años después publicó su segundo libro de poesías originales: «Ritmos», conjunto de 35 poemas, en donde aparece «El canto al Niágara» una de sus más celebradas composiciones.
Tras la muerte de su hija, Pérez Bonalde escribió los poemas «Flor y «Gloria in Excelsis» en su memoria.
En 1888 enfermó gravemente y es recluido en un hospital donde permaneció un año, posterior a lo cual fue llamado a Venezuela para colaborar en el gobierno de Raimundo Andueza Palacio, siendo este su último retorno al país.
Falleció el 04 de octubre de 1892 en La Guaira. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 14 de febrero de 1946.