por: AFP
04/03/2016 | 3:28 pm
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El virus del Zika presente en América Latina ataca y destruye las células cerebrales humanas en desarrollo en el feto, reveló un estudio publicado este viernes con base a observaciones en laboratorio.
El estudio es la primera prueba experimental de un vínculo biológico entre el virus y el drástico incremento de casos de microcefalia, una severa malformación del cerebro y el cráneo en los recién nacidos.
Hasta ahora, el vínculo comprobado era solo circunstancial, explica Guo-li Ming, profesor de neurología de Instituto de Ingeniería Celular del Instituto Johns Hopkins (Maryland, este de Estados Unidos), que codirigió la investigación.
«Estudios en fetos y bebés con cerebro reducido y microcefalias en zonas afectadas por el virus del Zika hallaron anomalías en el córtex y virus en los tejidos fetales», indica el estudio.
En las experiencias de laboratorio, los científicos expusieron tres tipos de células humanas al virus del Zika.
Las primeras, conocidas como células progenitoras neuronales humanas (hNPCs), son cruciales para el desarrollo del córtex, o capa superficial del cerebro, en el feto.
El daño a estas células, que luego se desarrollan como neuronas maduras, parece coherente con los trastornos causados por la microcefalia.
Los otros dos tipos de células eran células madre y neuronas.
Como se preveía, el virus del Zika atacó a las hNPCs. Tras tres días de exposición, un 90% resultaron infectadas y una tercera parte de ellas murieron.
Mientras tanto, las células infectadas comenzaron a replicar copias del virus.
Los genes necesarios para luchar contra los virus no se activaron, hecho altamente inusual.
En comparación, los otros dos tipos de células humanas resultaron relativamente ilesas.
«Nuestros resultados demuestran claramente que en pruebas de laboratorio el zika puede infectar directamente y con gran eficacia a las hNPCs», concluye el estudio.
«Resulta muy significativo que las células que forman el córtex son potencialmente vulnerables al virus», agrega Ming.
Los resultados, publicados en la revista Cell Stem Cell, pueden ayudar a identificar medicamentos capaces de proteger a esas células vulnerables o reducir las infecciones, una vez que se producen.