por: Inés Reyes
28/08/2017 | 8:15 pm
AP
La fuerte impresión llegó una noche de verano después de unos días idílicos en el Mediterráneo, el mundo se enteraba que la princesa Diana resultó herida gravemente en un accidente automovilístico en París. Su novio estaba muerto y ella estaba hospitalizada.
Aunque el estado de salud e Diana era incierto, falleció horas después, el 31 de agosto de 1997, hundiendo a Gran Bretaña en un dolor que perdura hasta ahora.
Sin embargo, 20 años después, el recuerdo de Diana una madre que murió joven dejando dos niños sigue lleno de vida. Todavía se siente su influencia.
Ella fue la adorada y encantadora mamá que llevaba a sus hijos a parques de diversión, y la incansable benefactora de caridad que se acercaba a pacientes con sida cuando la mayoría de la gente los evitaba.
Los hijos que Diana dejó el príncipe Guillermo, quien ahora tiene 35 años, y el príncipe Enrique, ahora de 32 años; tienen papeles cada vez más importantes en la vida nacional de Gran Bretaña, mientras la gente se enfoca en la siguiente generación de la realeza, a veces a costa del padre de Guillermo y Enrique, el príncipe Carlos.
El libro que Morton escribió en 1992 reveló cuán desesperada estaba: su lucha con una grave enfermedad alimentaria, intentos de hacerse daño y lo que él llama el «profundo descontento» de su matrimonio con Carlos, que terminó en un divorcio amargo en 1996.
Se suponía que todo debería haber sido muy diferente. Carlos era el heredero al trono y el ingreso de Diana a la familia real indicaba que ella podría convertirse en reina algún día.
Carlos, con su apariencia inflexible y su personalidad inaccesible para la gente, nunca pudo competir con los grandes y nobles ojos de Diana, especialmente cuando ella se quejó de que siempre hubo «tres personas en este matrimonio», en referencia a Camilla Parker Bowles, quien se casaría con Carlos ocho años después de la súbita muerta de Diana.
Muchas personas vieron a Diana como una joven madre agraviada por su esposo, quien era mayor y privilegiado y que se rehusó a dejar a su amante de toda la vida, incluso después de que la princesa también admitió que ella tuvo sus propios amoríos.
Rehusándose a cumplir con las exigencias de imagen de la casa real, ella buscó nuevas maneras de enfrentar la fabulosa riqueza, la fama mundial y las altas expectativas.
Muchos sintieron que se podían identificar con ella cuando relataba su lucha contra la bulimia, así como lo sola y desilusionada que se sentía.
Recordemos que un canal de la televisión británica transmitirá un documental sobre la princesa Diana que usa controversiales grabaciones, en las cuales, ella discute honestamente sus problemas matrimoniales y su tensa relación con la familia real.