por: MarÃa Fernanda Pérez
15/08/2025 | 10:30 am
EFE-EPAMIKHAIL KLIMENTYEVSPUTNIKKREMLIN POOLFILE
La ciudad de Anchorage se convierte este viernes en el epicentro de la atención mundial, con el encuentro entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el lÃder del Kremlin, VladÃmir Putin.
La cumbre, que se presenta como un intento crucial para encontrar una vÃa de paz en Ucrania tras tres años y medio de conflicto, se ha calificado como una «verdadera partida de ajedrez.»
Antes de la reunión, el magnate estadounidense habÃa manifestado un optimismo cauteloso, advirtiendo que «si yo no fuera presidente, Putin conquistarÃa toda Ucrania».
Además, reiteró que el lÃder ruso está en busca de «un acuerdo» y sugirió un 25% de probabilidad de que las negociaciones no salgan bien. La presión es alta para Trump, quien, según observadores, es el que más tiene que perder.
De esta manera, su propuesta de paz incluye la «posibilidad de garantÃas de seguridad para Kiev bajo el paraguas de Estados Unidos, pero excluyendo la OTAN».
Para convencer a Moscú, Trump lleva un abanico de ofertas, desde la revocación de algunas sanciones hasta un posible acceso de Rusia a minerales y tierras raras, tanto en Alaska como en los territorios ucranianos ocupados.
Por su parte, el Kremlin parece tener un objetivo más directo: el reconocimiento de los territorios ucranianos actualmente bajo su control. Putin ha logrado asegurar una cumbre en territorio estadounidense, lo que por ahora desvÃa la amenaza de nuevas sanciones.
AsÃ, el lÃder ruso podrÃa usar cualquier desacuerdo para presentar a Ucrania y a sus aliados europeos como los verdaderos obstáculos para la paz, intentando asà separar el destino de Ucrania del resto de las relaciones entre Washington y Moscú.
En este sentido, Trump ha delineado claramente los posibles desenlaces. Si la cumbre es un éxito, inmediatamente llamará al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, para organizar un segundo encuentro trilateral.
«Será muy, muy importante porque en ese momento se hará un acuerdo», aseguró, mencionando que ya tiene tres ubicaciones en mente y la posibilidad de incluir a «algunos europeos».
Sin embargo, si las negociaciones fracasan, advirtió que «no llamaré a nadie» y regresará a Washington.