por: María Fernanda Pérez
07/07/2025 | 10:30 am
AP Photo/Julio Cortez
Las inundaciones catastróficas que asolaron el sur de Texas han dejado un rastro de destrucción y luto, con al menos 82 personas fallecidas hasta el domingo. La tragedia se concentró principalmente en las localidades a orillas del río Guadalupe, que se desbordó masivamente a raíz de las intensas lluvias caídas la madrugada del viernes. Este evento ha generado una ola de interrogantes sobre la preparación y respuesta de las autoridades, mientras nuevas alertas de precipitaciones amenazan la región.
De este modo, Larry Leitha, alguacil del condado de Kerr, epicentro de la catástrofe, informó la localización de 68 cuerpos en su jurisdicción, de los cuales 40 eran adultos y 28 niños. Este condado, que ha sido declarado zona de desastre mayor por el presidente Donald Trump, continúa la búsqueda de 10 niñas y una monitora desaparecidas del campamento de verano ‘Mystic’, en las cercanías del río Guadalupe.
Conectando con la devastación en Kerr, otros condados cercanos también reportaron pérdidas significativas. La prensa ha detallado que se sumaron 14 muertes adicionales: 6 en Travis, 3 en Burnet, 2 en Kendall, 2 en Williamson y 1 en Tom Green. La situación en el condado de Travis es particularmente preocupante, con un funcionario confirmando seis muertes y 13 personas aún desaparecidas, mientras que en Kendall se reportó otra víctima mortal y en Burnet tres.
La magnitud de la emergencia se subraya con los más de 850 rescates realizados, incluyendo personas que se aferraban a los árboles, tras la caída de hasta 38 centímetros de lluvia en la región montañosa del estado. Esta cifra, proporcionada por el presidente Trump, muestra la intensidad del fenómeno.
AP Photo/Julio Cortez
La rapidez y la intensidad del desastre han puesto en el punto de mira al Servicio Meteorológico Nacional y a la administración Trump. El río Guadalupe, por ejemplo, experimentó un ascenso de 8 metros en solo 45 minutos la madrugada del viernes, arrastrando casas y vehículos a su paso. Medios locales han destacado que «el equivalente a cuatro meses de lluvia cayó en apenas unas horas», una estadística impactante que conecta directamente con los cuestionamientos sobre la emisión de advertencias.
Asimismo, las autoridades locales han insistido en que la magnitud de la inundación fue impredecible, defendiendo sus acciones y señalando que los pronósticos del jueves 4 de julio, feriado por la Independencia de Estados Unidos, no alertaban sobre la catástrofe inminente. Las primeras alertas se emitieron la tarde del jueves con predicciones de 12.7 a 17.8 centímetros de lluvia, pero las solicitudes de evacuación no llegaron hasta el viernes por la mañana, cuando ya era tarde para muchos. La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, reconoció la necesidad de más tiempo de advertencia, afirmando que trabajan para mejorar la tecnología «descuidada durante demasiado tiempo».
¿Impacto de los recortes de la Administración Trump?
La tragedia ha reavivado las críticas sobre los recortes de personal en agencias federales, incluida la que supervisa el Servicio Meteorológico Nacional. Expertos cuestionan si estas reducciones de personal afectaron la capacidad de los funcionarios para predecir con precisión la severidad de las inundaciones y emitir advertencias adecuadas.
Medios internacionales sostienen que casi 600 personas han abandonado el Servicio Meteorológico Nacional en los últimos meses debido a despidos o jubilaciones, lo que ha llevado a que «al menos ocho de las 122 oficinas en todo Estados Unidos que normalmente ofrecen cobertura meteorológica las 24 horas del día, los 7 días de la semana, no puedan hacerlo». Esta información establece una conexión directa entre los recortes y la posible disminución de la capacidad de respuesta y prevención.
Declaración de zona de desastre y ayuda federal
En respuesta a la magnitud del desastre, el gobernador de Texas, Greg Abbott, solicitó al presidente Donald Trump que firmara una declaración de desastre para desbloquear la ayuda federal. El domingo, Trump declaró formalmente al condado de Kerr como zona de desastre mayor, con el objetivo de «garantizar que nuestros valientes socorristas cuenten de inmediato con los recursos necesarios». En un comunicado oficial, Trump expresó su pesar por las familias afectadas, afirmando que «están sufriendo una tragedia inimaginable».
A pesar de la devastación, la amenaza persiste. El Servicio Meteorológico Nacional mantiene la alerta de inundaciones en los condados afectados, advirtiendo sobre precipitaciones de hasta 17 centímetros por hora. Estas condiciones representan una amenaza «potencialmente mortal» para la población, lo que subraya la necesidad de mantener la vigilancia y la precaución en la región.