por: María Fernanda Pérez
24/08/2023 | 2:00 pm
EITB
El Gobierno japonés inició este jueves, 24 de agosto, el proceso de vertido al océano Pacífico de más de un millón de toneladas de agua tratada procedente de la central nuclear de Fukushima, tras ser trabajada para retirarle la mayor parte de residuos radiactivos, un proceso que se prolongará durante varias décadas y que sigue generando protestas.
De esta manera, se conoció que el vertido inició sobre las 13:00 horas después de que se realizaran las últimas comprobaciones en las bombas de agua y se abrieran algunas válvulas manualmente, esto de acuerdo a la empresa responsable de la accidentada central, TEPCO. La primera descarga se prolongará durante 17 días y consistirá en unas 7 mil 800 toneladas de agua.
Como consecuencia de los 1,34 millones de toneladas acumuladas se espera que el vertido se prolongue durante unos 30 años.
«Cada proceso debe realizarse con mucha firmeza. Bajo la guía del Gobierno, cumpliremos nuestra responsabilidad», indicó Junichi Matsumoto, responsable de la iniciativa.
Además, explicó que el vertido se pararía si se detectaba algún tipo de anomalía.
Se desatan protestas
La decisión provocó una fuerte oposición tanto dentro como fuera de Japón, especialmente entre los pescadores locales, los países vecinos y las organizaciones ecologistas, que temen que el agua contenga sustancias radiactivas peligrosas para la salud y el medio ambiente.
El primer ministro japonés, Yoshihide Suga, defendió que el vertido es «inevitable» para avanzar en el desmantelamiento de la central y que el agua ha sido tratada para eliminar la mayor parte de los elementos radiactivos, excepto el tritio, que según las autoridades niponas es inocuo en pequeñas cantidades.
Sin embargo, según un informe de Greenpeace, el agua también contiene otros elementos radiactivos que pueden acumularse en la cadena alimentaria marina y suponer un riesgo para la salud humana y animal.
En este contexto, la federación nacional de cooperativas pesqueras rechaza rotundamente a este plan, argumentando que la medida impedirá que los pescadores de Fukushima puedan librarse del “estigma radiactivo que pesa sobre sus capturas desde 2011”, momento en el que el Ejecutivo nipón decidió optar por la descarga controlada al mar como vía para deshacerse del líquido contaminado que se acumula en las instalaciones nucleares.
Cabe destacar que el proceso de vertido se realizará bajo la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que ha respaldado la medida del Gobierno japonés y ha asegurado que se hará con «transparencia» y «seguridad».
Mientras, las protestas contra el vertido no cesan. Este jueves, decenas de manifestantes se reunieron frente a la embajada japonesa en Seúl para expresar su rechazo a la medida y exigir su cancelación.
Corea del Sur ha sido uno de los países más críticos con el plan japonés y reveló que llevará el caso ante los tribunales internacionales.
También China y Taiwán manifestaron su oposición al vertido y han pedido a Japón que reconsidere su decisión y consulte con la comunidad internacional antes de proceder. Por su parte, Estados Unidos apoya a su aliado japonés.