por: Edgar Pilca
12/07/2025 | 9:30 am
ipysvenezuela.org
Un reciente reportaje de la Red de Periodistas de Investigación de Venezuela (RPI) reveló una grave y creciente problemática que enfrenta a las comunidades de la Guajira venezolana: el inexorable avance del mar.
De acuerdo con la investigación, muchos habitantes que tienen años en las diversas comunidades aseguran que «antes no se oÃa el mar, pero ahora desde adentro de la casa se escucha todo».
Este fenómeno, exacerbado por los efectos del cambio climático, está provocando una crisis humanitaria y ambiental que amenaza con transformar drásticamente la vida de sus habitantes.
La «marea climática» no es un concepto abstracto en la Guajira; es una realidad que se vive dÃa a dÃa. El nivel del mar aumenta, degradando el suelo, devorando playas, dañando infraestructuras crÃticas y alterando los delicados ecosistemas costeros.
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Según la investigación de la RPI, las dinámicas tradicionales de pesca, que son el sustento de muchas familias, se ven severamente afectadas. Además, el avance del agua salada está salinizando los suelos fértiles, comprometiendo las cosechas y afectando incluso el ganado, cuya carne adquiere un sabor salino.
«Los suelos cada vez están más salados. Pa’ decirte que hasta la carne del ovejo de aquà sabe distinta y tiene un olor que no es el normal», indicó un habitante.
En algunos casos, el mar ha llegado a llevarse casas completas y estructuras comunitarias, forzando el desplazamiento de familias enteras.
A pesar de que estudios y proyecciones desde la década de los noventa han alertado sobre el aumento del nivel del mar y los riesgos de inundación en la costa venezolana, los habitantes de la Guajira venezolana consultados en reportaje indicaron que no han recibido respuesta del Estado.
Comunidades como Caño Sagua, Los Aceitunitos y Caminos del Viento, donde el agua ya llega a las puertas de las viviendas, denuncian sentirse ignoradas por las autoridades. Aseguran que los planes de reconstrucción o mitigación anunciados en el pasado no han mostrado avances tangibles, y no se conocen programas especÃficos implementados en estas zonas vulnerables.