por: Edgar Pilca
06/09/2025 | 9:30 am
Crónica Uno
El majestuoso rÃo Orinoco comenzó a ceder, pero la incertidumbre y la desconfianza permanecen arraigadas en la ribera.
Casi 8.000 familias en el estado BolÃvar sufrieron el embate de su crecida, la cual, aunque no superó el histórico nivel de 2018, dejó a cientos de personas en refugios y con la vista puesta en unas promesas oficiales que, según sus testimonios, parecen no llegar a materializarse por completo.
La subida del rÃo Orinoco este año superó la cota de alerta roja, aunque se mantuvo por debajo de los 18.34 metros sobre el nivel del mar (msnm) registrados en la crecida de 2018.
Aquella fue considerada la peor en más de un siglo, solo superada en la memoria histórica por la de 1892, cuando el rÃo alcanzó los 19.14 msnm.
Entre promesas y la realidad
La gobernadora de la entidad, Yulisbeth GarcÃa, informó que más de 7.000 familias fueron asistidas por las inundaciones provocadas tanto por el Orinoco como por el rÃo CaronÃ.
Múltiples se encuentran en refugios temporales, la mayorÃa habilitados en instituciones educativas cercanas a sus hogares. La autoridad regional destacó que, hasta el momento, no se han reportado vÃctimas fatales.
Entre las medidas de apoyo, se mencionaron la entrega de alimentos, gas doméstico, medicamentos, colchones y mosquiteros. Además, se habilitó un albergue en Ciudad Guayana con una capacidad de 214 camas para atender a los damnificados.
Sin embargo, el panorama en las calles afectadas de Ciudad Guayana dista de las promesas, según los afectados. En diversos barrios, el agua aún llega a la altura de las rodillas.
Las calles y viviendas llevan la marca de la inundación: el inconfundible olor a barro, la humedad que impregna las paredes y una espesa capa de verdÃn verdoso que flota en los callejones, vista por los vecinos como un caldo de cultivo para enfermedades.