por: Yesimar Gerdler
05/06/2018 | 5:01 pm
AP
El Papa Francisco, a través de un telegrama, hizo llegar sus condolencias al pueblo de Guatemala por la erupción del Volcán de Fuego registrada este domingo 3 de junio.
La erupción volcánica ha dejado 70 personas fallecidas, más de 40 heridos, miles de damnificados y numerosos daños materiales.
El telegrama, firmado por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y dirigido al Nuncio Apostólico en Guatemala, monseñor Nicolas Theveninel, expresó lo siguiente:
«El Santo Padre se siente profundamente apenado al conocer la triste noticia de la erupción del volcán y ofrece sus sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y oraciones por todos los que sufren las consecuencias de ese desastre natural».
«Ruego a vuestra excelencia que transmita el sentido pésame de Su Santidad, junto con expresiones de consuelo, a los familiares que lloran la pérdida de sus seres queridos», indicó Parolin.
Además agregó que el Papa hace llegar «su cercanía espiritual a los heridos y a quienes trabajan denodadamente en auxiliar a los damnificados, mientras pide al señor que derrame sobre todos ellos los dones de la solidaridad, la serenidad espiritual y la esperanza cristiana».
A continuación el comunicado completo:
El Santo Padre, profundamente apenado al conocer la triste noticia de la violenta erupción del Volcán de Fuego, que ha ocasionado numerosas víctimas e ingentes daños materiales que han afectado a un significativo número de habitantes de la zona, ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y oraciones por todos los que sufren las consecuencias de ese desastre natural.
Ruego a vuestra excelencia que transmita el sentido pésame de Su Santidad, junto con expresiones de consuelo, a los familiares que lloran la pérdida de sus seres queridos, así como su cercanía espiritual a los heridos y a los que trabajan denodadamente en auxiliar a los damnificados, mientras pide al Señor que derrame sobre todos ellos los dones de la solidaridad, la serenidad espiritual y la esperanza cristiana en prenda de lo cual les imparte de corazón la bendición apostólica.