por: Edgar Pilca
21/08/2025 | 5:30 pm
Fahr Parsi
Mientras los talibanes refuerzan el control sobre los espacios femeninos, un grupo de mujeres afganas encontró una forma discreta pero poderosa de resistir: la educación clandestina.
Desafiando en silencio las prohibiciones, han creado redes digitales y encuentros secretos para seguir aprendiendo y debatiendo, demostrando que el conocimiento no puede ser encarcelado.
Fahr Parsi es una de las líderes de este movimiento. Después de que las protestas públicas fueran silenciadas y la biblioteca donde solía trabajar fuera cerrada, se unió a una amiga para fundar un club de lectura online en WhatsApp y Telegram, transformando su antigua biblioteca física en una red de resistencia digital.
Fahr Parsi
Una red de confianza y cautela
El grupo de Parsi atrajo a casi 300 mujeres, a quienes proporciona archivos escaneados de libros en formato PDF. En ocasiones, también presta copias físicas a aquellas en quienes confía plenamente. La operación, sin embargo, exige una extrema cautela debido al riesgo de vigilancia.
«Nos inquieta que pueda haber espías de los talibanes entre nosotras. Y algunas mujeres no se atreven a asistir en persona a esas sesiones por temor a que los servicios de inteligencia talibanes las detengan», explicó.
Para mitigar el riesgo, Parsi examina personalmente a cada aspirante antes de unirlas al grupo, y les pide a todas las participantes que eviten hablar de política.
A pesar de los peligros, la demanda por libros, especialmente novelas y textos motivacionales, sigue en aumento. Parsi cree que las mujeres buscan en la literatura una vía de escape e inspiración ante un futuro cada vez más incierto, usando los libros como una forma de evadir la realidad y sostener su esperanza.