por: María Fernanda Pérez
09/12/2024 | 7:30 pm
Foto de Kunj Parekh en Unsplash
¿A dónde vamos cuando cerramos los ojos? ¿Qué fuerzas gobiernan el mundo onírico? En muchas culturas, estas preguntas se respondían con la figura del Arenero, un ser mágico encargado de guiar a los hombres y mujeres a través de los sueños.
La mitología
El Arenero, o Sandman en inglés, es un personaje del folclore europeo, especialmente arraigado en la mitología celta. Se le representa como un pequeño duende o un hombre elegante que porta bolsas de arena mágica. Cada noche, mientras dormimos, el Arenero nos visita y esparce su polvo dorado sobre nuestros párpados, induciendo así el sueño y los sueños.
La arena, en este contexto, simboliza mucho más que un elemento para dormir. Representa el paso del tiempo, la fragilidad de la vida y la transición entre el mundo consciente y el inconsciente.
Esparcirla sobre los ojos es un acto simbólico que invita a dejar atrás las preocupaciones y adentrarnos en el reino de los sueños.
Foto de Andraes Arteaga en Unsplash
Aunque sus orígenes se encuentran en la mitología celta, la figura del Arenero ha trascendido fronteras y ha sido adaptada por diversas culturas. En Noruega y Suecia, por ejemplo, se le conoce como Ole Lukøje, mientras que en los Países Bajos y Bélgica se le llama Jon Blund. Cada cultura ha añadido sus propias particularidades a esta figura, enriqueciendo así su leyenda.
La imagen del Arenero ha cautivado la imaginación de artistas y escritores a lo largo de los siglos. Ha aparecido en cuentos infantiles, cómics, películas y hasta en obras de teatro.
Una de las representaciones más conocidas es la de Neil Gaiman en su cómic «The Sandman», donde el personaje adquiere una dimensión mucho más compleja y profunda.
A lo largo de la historia, el Arenero ha sido representado de diversas maneras. A veces es un ser benévolo que regala sueños hermosos, otras veces es una figura más oscura que roba sueños o incluso ojos.