por: María Fernanda Pérez
14/07/2024 | 6:00 pm
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En las profundidades del océano, donde la luz solar apenas penetra y la presión es aplastante, se esconde un mundo fascinante y poco conocido: los ríos submarinos. Estas corrientes de agua dulce, que fluyen por sus propios cauces en el fondo marino, parecen desafiar las leyes de la naturaleza.
Imaginemos un río como el Amazonas, pero en lugar de desembocar en otro río o lago, fluyendo hacia el mar. Esta es la imagen que nos dan los ríos submarinos. El agua dulce, proveniente de filtraciones en tierra firme o del derretimiento de glaciares submarinos, se abre paso entre los sedimentos y las formaciones rocosas del fondo marino, creando canales y cañones por donde discurre sin mezclarse con el agua salada del océano.
Un ecosistema único
A pesar de su entorno hostil, los ríos submarinos albergan una gran diversidad de vida. Peces, crustáceos, gusanos y corales se han adaptado a este ecosistema único, aprovechando los nutrientes y el oxígeno que aporta el agua dulce.
Lo cierto es que, los ríos submarinos no solo son un oasis de vida en las profundidades, sino que también juegan un papel crucial en el equilibrio del ecosistema marino. Aportan nutrientes y oxígeno al agua, regulan la temperatura y la salinidad, y transportan sedimentos y material orgánico.
Estudiarlos es una tarea compleja y desafiante. La oscuridad, la presión y la inaccesibilidad del fondo marino dificultan la investigación. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, como los vehículos submarinos operados a distancia (ROVs) y los sonares, los científicos están obteniendo cada vez más información sobre estos fascinantes ríos.