por: Elena Velásquez
05/03/2022 | 3:00 pm
Clarín
En la Amazonía peruana, específicamente en la provincia de Puerto Inca, existe un río hirviente que despierta la curiosidad de todos cuantos lo conocen: el Shanay-Timpishka.
Esta corriente de agua, cuyo nombre indígena se traduce como «hervido por el calor del Sol», pasa en medio del retiro de sanación de Matantuyacu y se extiende selva adentro durante 6,4 kilómetros. La anchura de su caudal alcanza los 25 metros y su profundidad máxima llega a 6,1 metros.
Sin embargo, es su temperatura la característica más curiosa entorno a él. Con variaciones entre los 30°C y los 94°C dependiendo del tramo, este río más allá de ser un paraje sorprendente, aislado e idílico, es también un lugar sumamente peligroso; puesto que, de tocar sus aguas en las zonas más calientes, se podrían sufrir quemaduras de tercer grado.
En los pozos termales y cascadas, la temperatura ronda alrededor de los 30°C y en algunas áreas concretas, incluso puede bajar a los 27°C; no obstante, a medida que la corriente avanza, existen varios tramos en los que las temperaturas suelen ser mortales; al punto de que ni siquiera la fauna silvestre del lugar se acerca a sus orillas.
Según los registros científicos, el Shanay-Timpishka es la única zona no volcánica del mundo donde se produce este fenómeno geotérmico, por lo que se considera que este caudal, cuyas aguas proceden de glaciares andinos, es uno de los lugares más misteriosos del planeta.
De acuerdo a la tradición de los habitantes originarios de Mayantuyacu, las aguas calientes son creadas por una deidad llamada «Yacumama», cuyo nombre que se traduce como «Madre de las Aguas» y que, según los locales, se encuentra en el río, representada por una roca con forma de cabeza de serpiente.
Para llegar a esta zona remota de la Amazonía peruana, los visitantes pueden viajar desde Lima hasta Pucallpa, y desde allí, continuar la ruta hasta el pueblo de Honoria, en el departamento de Huánuco.
El resto del trayecto implica navegar media hora por el río Pachitea, además de una caminata de poco más de una hora hasta Matantuyacu.