por: Yorman Sarmiento
16/04/2024 | 6:00 pm
La Razón
De acuerdo con los textos bíblicos, cuando Cristo murió en la Cruz, un soldado lo atravesó con una lanza para comprobar su muerte.
Luego de varios siglos, la lanza que se usó y que estuvo en contacto con la santa sangre, fue objeto de veneración y deseo, puesto que, según la leyenda, la herramienta haría invencible a quien la tuviera.
Según algunos escritos, la Lanza de Longinos fue usada por Constantino, por Teodosio y por Carlomagno, entre otros y siempre les concedió la victoria a quien la portara.
Actualmente, se conservan cuatro lanzas que pueden ser las verdaderas, una está en el Vaticano, otra en la catedral de Echmiadzin; la tercera en Cracovia, Polonia, y la cuarta en el museo del palacio Hofburg, en Viena.
Se conoció que la última la quiso hurtar Napoleón, sin embargo, no pudo. Aunque quien sí logró hacerlo fue Adolf Hitler.
Posteriormente, en 1938, la lanza fue llevada en tren desde Viena hasta Nuremberg por tropas de las SS y depositada junto a otras reliquias en la cripta de la iglesia de Santa Catalina, donde se mantuvo por años, hasta que la ciudad fue tomada por el ejército norteamericano.
Luego, la lanza fue hallada por los aliados el 30 de abril de 1945, mismo día que Hitler se suicidó en su búnker de Berlín.