por: Elena Velásquez
03/02/2022 | 6:00 pm
Pixabay
Con sus plumajes, colores, picos y cantares, las aves son unos de los animales más hermosos que habitan el planeta y han causado fascinación en los humanos desde tiempo inmemorables.
Sin embargo, no todo el mundo conoce plenamente a estos especímenes, por eso, hoy te presentamos cuatro datos curiosos sobre ellas.
No todas tienen alas
Al pensar en aves, lo primero que viene a la mente son las alas; pero aunque parezca imposible, existe una especie llamada «kiwi», que no cuenta con estas extremidades.
Este extraño pájaro, cuyo nombre científico proviene del griego»Apteryx» que significa «sin alas», es originario de Nueva Zelanda y se le reconoce fácilmente porque su plumaje marrón que le da la apariencia de una bola similar a la fruta llamada kiwi.
Su sentido del gusto no es muy desarrollado
Se cree que la mayoría de las especies de pájaros pueden sentir, identificar y diferenciar los sabores de los alimentos que ingieren, pero no con la misma intensidad en la que pueden ser percibidas por otros animales ni por el hombre; debido a que solo tienen aproximadamente 40 papilas gustativas.
Tienen acentos
Al igual que los habitantes de un mismo país, las aves tienen acentos diferentes dependiendo de la zona en la que vivan, incluso si se hallan en cautiverio.
Por ejemplo, el cantar de especies como el periquito australiano, que suelen tenerse como mascota en muchos hogares del mundo, varía de acuerdo a su ubicación geográfica y su estilo de vida; por ello, independientemente de que pertenezcan a la misma familia de aves, sus sonidos pueden diferir, de acuerdo a los dos factores antes mencionados.
Algunas pueden imitar sonidos
Es sabido que los loros pueden aprender y repetir palabras de lenguas humanas, pero otras especies de aves pueden imitar a la perfección todo tipo de sonidos que escuchen, incluso, algunas pueden emularlos con oírlos solo en una ocasión.
El ejemplar más conocido por sus dotes de imitación es el ave lira soberbia de Australia, que puede imitar desde sonidos pequeños, como el que emite el obturador de una cámara, hasta ruidos fuertes y continuos como el de una sierra eléctrica.