por: Elena Velásquez
30/10/2021 | 5:00 pm
Pixabay - Imagen Referencial
Con la proximidad del Halloween, salen a relucir no solo historias de terror, sino supersticiones de todo tipo, como aquella de que los gatos negros son un augurio de mala suerte.
Sin embargo, alguna vez te has preguntado ¿de dónde salió esa idea? Aquí te lo contamos.
Antiguamente, los mininos y muy especialmente, los de color negro, eran considerados por diversas culturas como animales sagrados y de buena suerte; sin embargo, en algún punto de la historia, esta especie de adoración fue quedando de lado, al tiempo que tomaban mayor poder y notoriedad otras civilizaciones.
Según los registros históricos, los gatos negros comenzaron a ser tomados como augurio de mala suerte y símbolo de la brujería, gracias a las creencias y mitos de los celtas, quienes atribuían su pelaje oscuro y el contraste con sus ojos brillantes a un motivo sobrenatural. Asimismo, creían que algunos «gatos negros gigantes» eran capaces de robar las almas de las personas, sin posibilidad de que estas fueran recuperadas por intervención de algún dios.
Las mismas impresiones fueron tomando forma a lo largo de los años en otros pueblos del continente europeo, hasta que alcanzó su punto más álgido en la Edad Media. Durante este tiempo, sucedieron dos hechos importantes en los cuales se vieron incluidos los gatos como aparentes «culpables» o como «pruebas» de la presencia del mal en la Tierra: la inquisición y la peste negra.
En 1231, el Papa Gregorio IX creó la inquisición como un tribunal para investigar y juzgar los «casos de herejía», fundamentándose principalmente en supersticiones como la que sugería que las brujas eran capaces de transformarse en gatos negros para moverse libremente por el mundo, buscando víctimas para sus hechizos.
Asimismo, se consideraba que los gatos negros eran una representación de Lucifer, por lo que eran fieles compañeros de las mujeres que supuestamente practicaban las artes oscuras; motivo por el que se emprendió una cacería masiva de mininos de pelaje oscuro y se acusó de hereje a todo aquel que conservaba uno de estos ejemplares en su hogar.
Años más tarde, cuando la peste negra asoló a Europa, la población atribuyó el mal a los felinos que deambulaban por las calles, así que se dedicaron a cazarlos y matarlos, tratando de poner fin a la epidemia; sin embargo, contrario a este pensamiento, los gatos no eran los causantes de la enfermedad, sino las pulgas presentes en los centenares de ratas que recorrían todas las ciudades.
Hoy día, aunque la ciencia, la lógica y hasta el sentido común ha demostrado que los gatos negros solo son gatos negros, todavía existen personas que creen que si uno de estos animales se cruza en su camino, tendrá un mal día; sin embargo, algunas culturas como la china y la escocesa, los consideran portadores de buena suerte y sabiduría.