por: Elena Velásquez
22/06/2023 | 7:00 pm
Hogarmanía
Majestuoso, duradero y versátil, el roble es toda una referencia en lo que se refiere a árboles fuertes. Conocido principalmente por su madera, esta planta es considerada una de las más populares del mundo y, en Venezuela, la más emblemática de todo el estado Sucre.
Endémico de América Latina y el Caribe, es denominado científicamente como Platymiscium diadelphum, aunque en otras naciones de la región se le conoce con los nombres de cristóbal, granadillo, hormigo, hormiguillo y palo marimba.
Su versatilidad y resistencia queda probada desde la cantidad de hábitats en los que se le puede hallar, pues el roble es una especie que puede crecer y vivir en «ecosistemas secos, húmedos y muy húmedos», e incluso, en áreas donde el suelo contiene pocos nutrientes.
En nuestro país es común su presencia en los estados del Oriente (Sucre, Anzoátegui, Monagas y Nueva Esparta), aunque también se consiguen muchos ejemplares en otras entidades como Aragua, Carabobo, Cojedes, Distrito Capital, Falcón, Guárico, Lara, Miranda, Portuguesa, Táchira y Zulia.
Este árbol puede alcanzar entre los 35 y 45 metros de altura, luciendo una corteza externa en tonos grisáceos que se pueden transformar en castaños. Su corteza interna suele tener una coloración rosada u marrón, mientras que su follaje varía entre tonos verdes claros, si el ejemplar es joven; y verde oscuro, si el ejemplar ha alcanzado la madurez.
Sus frutos suelen ser pequeños y contienen una sola semilla y, aunque esta especie suele vivir muchos años, si sus raíces llegan al punto de ser «insuficientes» para proporcionarle alimento o, si la copa es tan espesa que impide el paso de la luz solar; el roble eventualmente muere.
En cuanto a los usos que se le da a este árbol, destacan los que se refieren al ámbito maderero. Su tronco y ramas, pese a que suelen ser pesadas, resistentes y densas. Son fáciles de trabajar, por lo que cientos ebanistas y carpinteros emplean su madera en la elaboración de diversos objetos, entre los que figuran muebles, puertas, escaleras, ventanas e incluso instrumentos musicales.
Asimismo, el roble es utilizado por la industria naval debido a su resistencia a la humedad y a la inmersión; y, gracias a sus propiedades tintóreas, también es usado para producir «tintes de tonalidades púrpuras que son resistentes al lavado», así como para extraer «taninos para cutir cueros».
En relación a su uso en la medicina tradicional, se suele hacer uso del vino de roble para combatir la disentería, mientras que la cocción de su corteza se emplea en el tratamiento de «las hemorragias, los vómitos y enfermedades estomacales».