por: Edgar Pilca
09/08/2025 | 7:30 pm
Prensa Latina
Más allá de las cumbres nevadas que la caracterizan, el estado Mérida esconde un enclave singular, un rincón de libertad y conexión con la naturaleza conocido como «Ciudad Fresita».
Este apodo no se refiere a la producción frutal, sino a la vibrante y distintiva subcultura que florece en el poblado de La Azulita, en el páramo andino.
«Ciudad Fresita» es el nombre coloquial de un caserÃo dentro o muy cerca de La Azulita, la capital del municipio Andrés Bello, en el estado Mérida.
Este destino se ha convertido en un auténtico paraÃso hippie, atrayendo a personas de diversas nacionalidades y creencias que buscan un estilo de vida alternativo, alejado del ajetreo urbano y en armonÃa con el entorno natural.
La energÃa que se percibe en «Ciudad Fresita» es única. Muchos de sus habitantes llegaron en la década de los 70 y 80, atraÃdos por la promesa de una vida más sencilla y la búsqueda de la felicidad a través de la autosustentabilidad y la cercanÃa con la tierra.
En este lugar, las rutinas convencionales dan paso a un ritmo de vida más pausado, donde la siembra, la artesanÃa y la espiritualidad son pilares fundamentales.
El nombre «Ciudad Fresita» se asocia a la «frescura» y la originalidad de este estilo de vida, más que a la agricultura. Es un reflejo de la libertad de expresión, la creatividad y la comunidad que allà se ha gestado.
Los visitantes pueden encontrar talleres artesanales, disfrutar de la tranquilidad del entorno y sumergirse en una atmósfera bohemia que fomenta el arte y la conexión humana.
Ver esta publicación en Instagram