por: María Fernanda Pérez
17/02/2025 | 7:30 pm
Fotos extraídas de Reddit
El caso de Blanche Monnier es uno de los más perturbadores de la historia criminal. Una joven de una familia adinerada y respetada de Poitiers, Francia, fue privada de su libertad por su propia madre durante 25 años.
Un encierro que la mantuvo aislada del mundo, en condiciones infrahumanas, y que solo salió a la luz gracias a una carta anónima.
La historia
Blanche Monnier, una mujer joven y bella, se enamoró de un hombre que no contaba con la aprobación de su madre. Esta oposición, aparentemente simple, desencadenó una cadena de eventos que llevarían a Blanche a vivir una pesadilla. Para evitar el matrimonio de su hija con un hombre que consideraba «inadecuado», su madre tomó una decisión radical: la encerró en una habitación de la casa familiar.
Durante un cuarto de siglo, Blanche permaneció recluida en una habitación pequeña y oscura. Desprovista de luz natural, ventilación adecuada y saneamiento básico, la habitación se convirtió en una prisión donde la joven fue olvidada. Su salud se deterioró rápidamente, sufriendo desnutrición, enfermedades y una profunda depresión.
El descubrimiento
El secreto se mantuvo durante décadas gracias a la complicidad de la familia y del servicio doméstico. Sin embargo, en 1901, una carta anónima dirigida al fiscal general de Poitiers denunció la situación de Blanche.
Las autoridades, incrédulas al principio, finalmente decidieron investigar la denuncia. Al entrar en la casa de la familia Monnier, se encontraron con una escena escalofriante: Blanche, en estado de desnutrición y cubierta de suciedad, yacía en una cama rodeada de excrementos.
La noticia del cautiverio de Blanche Monnier conmocionó a la sociedad francesa. La prensa sensacionalista se hizo eco del caso, convirtiéndolo en uno de los escándalos más comentados de la época. El hecho de que una joven pudiera ser encerrada y torturada por su propia familia durante tanto tiempo generó una gran indignación y cuestionamientos sobre la naturaleza humana.
Tras su liberación, Blanche fue ingresada en un hospital psiquiátrico, donde falleció unos años después. Las secuelas psicológicas del cautiverio fueron profundas y marcaron el resto de su vida.