por: María Fernanda Pérez
19/07/2024 | 6:00 pm
El Universal
En el corazón de Bangkok, se encuentra un pequeño restaurante familiar llamado Wattana Panich. Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido en un punto mágico entre la tradición y la innovación.
Allí, en una olla gigante burbujea una sopa que guarda en su interior un secreto extraordinario: lleva cocinándose a fuego lento durante 50 años. Y es que no se trata de una sopa común y corriente, sino de un platillo que ha absorbido la esencia de cuatro décadas de historia.
La llama que alimenta a esta sopa perpetua no es solo la del fuego, sino también la pasión de la familia Kaweenuntawong, quienes han custodiado esta receta ancestral de generación en generación. Cada día, añaden nuevos ingredientes a la olla, cuidando el equilibrio de sabores y aromas que ha conquistado el paladar de locales y visitantes por igual.
La sopa Neua Tuna, como se le conoce cariñosamente, es más que un simple plato de comida. Es un símbolo de la cultura tailandesa, un homenaje a la cocina tradicional y un recordatorio de que el sabor más delicioso reside en la paciencia y la dedicación.
Lo cierto es que cada cucharada de la Neua Tuna conecta con el pasado, con las historias y emociones que se han cocinado junto a ella.
Un sabor que desafía el tiempo
El sabor de la sopa es algo único e indescriptible. Es una mezcla compleja de aromas y texturas que evolucionan con cada cucharada.
La carne de res, las tripas y otros órganos, cocidos lentamente a fuego lento, liberan una sinfonía de sabores que se combinan con la frescura de los fideos y las verduras.