Este es el lugar del fin del mundo: Los acantilados de Bunda en Australia

En el corazón del sur de Australia, donde la tierra se desmorona en el océano Austral, se encuentran los acantilados de Bunda. Una colosal muralla de piedra caliza que se extiende por más de 200 kilómetros, desafiando las olas con una altura que roza los 120 metros.

Es un paisaje sobrecogedor que ha ganado el apodo de «El fin del mundo», un nombre que evoca tanto su magnificencia como su aislamiento.

Un viaje al pasado

Los acantilados de Bunda son un viaje en el tiempo. Sus estratos de roca caliza narran millones de años de historia geológica, desde la formación del antiguo mar interior que los vio nacer hasta la erosión constante del viento y el agua que les dio su forma actual. Fósiles de criaturas marinas prehistóricas incrustados en la roca son un recordatorio del pasado remoto de este lugar.

Por otro lado, lejos de ser un paisaje inhóspito, los acantilados de Bunda son un refugio para una gran variedad de flora y fauna.

Cientos de especies de aves marinas encuentran en sus escarpados acantilados un lugar ideal para anidar, mientras que marsupiales como el canguro gris y el wombat habitan las llanuras áridas que se extienden a sus pies.

Destino para aventureros

Sin embargo, los acantilados de Bunda no son para todos. La vastedad del paisaje, la falta de servicios y las condiciones climáticas extremas pueden ser un desafío para los viajeros inexpertos.

Sin embargo, para aquellos que buscan una experiencia fuera de lo común, este lugar ofrece una recompensa incomparable.

Existen diferentes maneras de explorar los acantilados de Bunda. Un recorrido en auto por la Eyre Highway permite disfrutar de vistas panorámicas, mientras que los más aventureros pueden optar por desafiar los senderos de trekking que serpentean por la escarpada costa.

Además, un paseo en barco ofrece una perspectiva única desde las aguas cristalinas del océano, mientras que los más osados pueden probar suerte con la pesca o el buceo.