por: MarÃa Fernanda Pérez
06/03/2025 | 6:00 pm
Clauzzen
La época victoriana, caracterizada por su estricta moralidad y recato, también se vio marcada por una profunda conexión con la muerte y el luto.
A diferencia de la actualidad, donde la partida fÃsica se suele tratar como un tema tabú, en la sociedad victoriana se vivÃa de manera más abierta y se le dedicaba un espacio importante en la vida cotidiana, pues la expectativa de vida era relativamente corta, por lo que la muerte era una visita más que frecuente entre las familias.
El luto como ritual social
En esta época, el luto no era solo un sentimiento personal, sino que se convertÃa en un ritual social profundamente arraigado. Las personas que experimentaban la pérdida de un ser querido debÃan seguir un conjunto estricto de normas y protocolos para expresar su dolor.
Estas normas estaban claramente definidas y variaban según el grado de parentesco con el difunto. El proceso, podÃa incluso durar años, con la finalidad de mantener viva la memoria de la persona.
Las mujeres, especialmente las viudas, eran las más afectadas por las normas. Se esperaba que se comportaran de manera modesta, reservada y dedicada al recuerdo del difunto, limitando su participación en la vida social.
Un sÃmbolo de dolor
La vestimenta era uno de los aspectos más visibles del luto victoriano. El color negro se convertÃa en el protagonista absoluto del guardarropa durante un perÃodo prolongado que podÃa llegar a dos años.
Este color simbolizaba la tristeza y la pena por la pérdida sufrida. Además del negro, se podÃan usar otros colores oscuros como el gris o el violeta, dependiendo del grado de parentesco.
Más allá de la ropa: joyas, tarjetas y ritos
Las joyas de luto también eran una forma de expresar el dolor y recordar al ser querido fallecido. Estas joyas solÃan ser de color negro, gris o dorado e incluÃan medallones con retratos del difunto, grabados con sus iniciales, frases alusivas a la pérdida, e incluso podÃan incluir mechones de cabello y dientes de la persona.
Las tarjetas de pésame eran otro elemento importante del luto victoriano. Estas se enviaban a familiares y amigos para expresar las condolencias y ofrecer apoyo emocional.
La fotografÃa post mortem también tenÃa un papel fundamental en esta era. ConsistÃa en la práctica de retratar a personas fallecidas, generalmente en poses que simulaban estar dormidas o incluso con los ojos abiertos. Esta singular costumbre se convirtió en una forma de preservar el recuerdo de los seres queridos y expresar el dolor por su pérdida.
Lo cierto es que, los ritos y tradiciones también formaban parte integral del luto victoriano. Las visitas de condolencia a la casa del difunto, la asistencia a funerales y misas de réquiem, y la celebración de aniversarios de la muerte eran algunas de las prácticas más comunes.