por: María Fernanda Pérez
04/07/2025 | 8:30 pm
Cortesía: YouTube
En el vasto reino de la mente, los sueños pueden ser tanto una fuente de maravilla como una ventana a los recovecos más oscuros de la imaginación. Entre esos rincones sombríos se encuentra un fenómeno que ha capturado la atención en línea y ha generado inquietud en muchos: los Backrooms. Este concepto ha trascendido una simple imagen para convertirse en una narrativa de pesadilla que resuena profundamente en quienes la exploran.
De un sueño a una realidad viral: El enigmático origen de los Backrooms
¿Alguna vez te has despertado de una pesadilla con una persistente sensación de miedo o ansiedad, esa que te deja con el pulso acelerado y un escalofrío en la espalda? Si es así, entiendes el poder de los sueños perturbadores. Estos sueños, a menudo arraigados en emociones negativas, pueden manifestarse en cualquier momento de nuestras vidas. Dentro de esta categoría de sueños inquietantes, ha emergido una variante peculiar: los Backrooms.
La génesis del término «Backrooms» es tan singular como el concepto mismo. Todo comenzó el 12 de mayo de 2019, cuando un usuario en un foro en línea hizo una solicitud un tanto inusual: buscaba imágenes que evocaran sensaciones negativas. La respuesta que recibió, sin saberlo en ese momento, sembraría la semilla de una leyenda.
Otro usuario compartió una imagen simple pero inquietante: un cuarto vacío, bañado en una luz amarilla monocromática. Esta imagen desató la imaginación colectiva, marcando el inicio de una narrativa que ha evolucionado de manera asombrosa, capturando la atención de millones y transformándose en un fenómeno de internet.
Un laberinto sin fin: La experiencia de los Backrooms
Los Backrooms se describen como lugares siniestros, un entramado de paredes amarillas que se extienden infinitamente, iluminadas por una luz fría y uniforme. Aquellos que «noclipedan» o caen en esta pesadilla a menudo se encuentran atrapados en una suerte de laberinto, una secuencia interminable de pasillos que se sienten a la vez familiares y ajenos. La sensación predominante para quienes se hallan en este espacio liminal es la de estar perdidos, luchando desesperadamente por encontrar una salida que nunca parece aparecer, todo ello mientras una creciente sensación de miedo y desesperación los consume.
El verdadero pánico que los Backrooms inspiran radica en una combinación de factores psicológicos. Por un lado, la estética de los «cuartos traseros» evoca una sensación de lo familiar distorsionado: espacios que, aunque se asemejan a pasillos de oficinas o almacenes comunes, carecen de cualquier signo de vida, propósito o lógica, generando una profunda inquietud. Esta anomalía nos desorienta y despierta un miedo instintivo a lo que no encaja. Por otro lado, el terror se profundiza por la ausencia de salida y la implícita amenaza de entidades desconocidas que acechan en las sombras de esos infinitos pasillos. La combinación de una soledad abrumadora con la posibilidad de no estar realmente solo en ese entorno desolado es lo que eleva a los Backrooms de una simple imagen a una pesadilla colectiva.
Es crucial entender que, a pesar de la inquietante sensación de realidad que pueden generar, los Backrooms son una creación puramente ficticia. Nacieron y se desarrollan en el ámbito de internet, evolucionando a través de la narrativa colectiva y la contribución de miles de usuarios en plataformas como foros, redes sociales y wikis de ficción colaborativa. No existe ninguna evidencia real que sugiera que los Backrooms son lugares físicos a los que se pueda acceder o que constituyan una dimensión alternativa comprobada. Su poder reside en su capacidad para aprovechar miedos psicológicos universales y transformarlos en una experiencia compartida, aunque completamente virtual.